Utilizar la arquitectura como herramienta para solucionar los problemas de la sociedad es el objetivo de la denominada arquitectura social. La planeación del diseño arquitectónico y urbano son clave para conseguir mejores espacios para la sociedad influir en los comportamientos sociales. La creación de una arquitectura social lleva implícito el interés por que se produzcan interacciones sociales que preserve la cultura del lugar y el empoderamiento de la comunidad en el espacio construido.
Así lo entienden grandes nombres de la arquitectura, no por ello muy conocidos como ocurre con Anna Heringer que entiende la arquitectura como herramienta para que la sociedad sea mejor. La arquitecta alemana es conocida principalmente por sus trabajos en países como Bangladés o Marruecos -una exposición en el MUSEO ICO de Madrid nos acercó su obra– y en ellos implica a la comunidad a la hora de levantar edificios que hagan mejor la convivencia y lo hace a través de conceptos sostenible como el uso de los propios materiales derivados de la construcción.
Pensar los materiales, las formas y el tipo de convivencia que va a tener lugar en los espacios creados es clave en la construcción de viviendas comunitarias que son todo un reto para los estudios de arquitectura. Premios como los concedidos por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España CSCAE han galardonado por ejemplo en la última edición proyectos como 40 viviendas de alquiler en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), de MAIO Architects; Living in Lime, 42 Viviendas de Protección Oficial en Son Servera de Peris +Toral Arquitectes; y el Centro de primera acogida para mujeres sin hogar de Vivas Arquitectos.
Otro ejemplo de compromiso social a través de la arquitectura es el conocido bajo el nombre de Foundawtion, una organización sin ánimo de lucro creada por dawoffice con el objetivo de "cubrir necesidades arquitectónicas y de construcción en zonas económicamente subdesarrolladas".
La arquitectura social es muy polisémica y también abarca esos proyectos que cubren necesidades más allá de la más básica de dar cobijo. La biblioteca Gabriel García Márquez de Barcelona, por la que el estudio SUMA Arquitectura ha conseguido un EUMIES Awards en la categoría de emergente, está diseñada por Elena Orte y Guillermo Sevillano para cubrir unas necesidades sociales que se han consensuado con la comunidad vecinal desde la concepción misma del proyecto.
Así lo demuestra también el trabajo de KAUH arquitectura en el Parque Jardines Mediterráneos de la Hoya, en Almería con paisajismo de Juan Antonio Sánchez Muñoz y Vicente Morales Garoffolo que ha ganado recientemente el Premio Sostenibilidad y Salud: Valores universales en los Premios de Arquitectura CSCAE.