La nueva generación de reformas busca la mayor rapidez en la realización de las obras evitando a la vez la incomodidad de los usuarios. Cambiar el suelo había sido hasta ahora uno de los trabajos más engorrosos y molestos, porque generaba muchos escombros y afectaba seriamente a la habitabilidad de un espacio (este suele quedar inutilizado durante el tiempo que duran las obras). Pero los nuevos conceptos permiten cambiar el pavimento como si fueran un elemento más de la decoración, con inmediatez y limpieza, para adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias del usuario.
Los nuevos suelos están disponibles ahora en formatos mucho más manejables, como lamas, losetas y rollos; se fijan mediante elementos mecánicos o adhesivos fácilmente removibles, o pueden aplicarse directamente sobre el pavimento anterior sin tener que levantarlo gracias a su mínimo espesor. De este modo, la revolucionaria idea de un suelo que pueda mudarse como si fuera un mueble ha dejado de ser una quimera futurista y es una realidad asequible. Hé aquí cinco propuestas para conseguirlo.