Su color violeta es un espectáculo visual y aromático que cobra aún más fuerza al atardecer, cuando el sol se pone y lo ilumina suavemente. Ahora que se acerca el verano, los campos de lavanda son todo un estímulo sensorial que nos transportan a la Provenza francesa o a los campos de Brihuega (Guadalajara). Si estás pensando en poder disfrutar a diario de su belleza, te tranquilizará saber que esta planta requiere de cuidados más sencillos de lo que puede parecer a priori. Es nativa de la región mediterránea, donde crece de forma natural bajo el solo caliente y el suelo seco, así que, se adapta con facilidad a un jardín, patios, balcones o incluso los alféizares de las ventanas de tu casa. Te contamos cómo cultivar y cuidar esta aromática planta.