Todos los rincones de España albergan una amplia variedad de tesoros que nos trasladan a épocas pasadas. Uno de los descubrimientos que nos hace durante el mes de marzo la revista Historia National Geographic se encuentra en Girona, concretamente en la sala del Museo de la Catedral. Su interior alberga una de las piezas más emblemáticas y enigmáticas de la Edad Media: el Tapiz de la Creación.
UNA JOYA MEDIEVAL EN MITAD DE GIRONA
Aunque su origen exacto y función inicial aún generan debate, el tapiz está datado a finales del siglo XI o inicios del XII. Con unas dimensiones imponentes de 3,65 x 4,67 metros, este "tapiz" —más precisamente un bordado realizado mediante la técnica de la pintura a la aguja— destaca no solo por su tamaño, sino también por la calidad de sus materiales: lana de vivos colores sobre un fondo de lino.
Técnica y materiales: más allá del tapiz convencional
A diferencia de lo que su nombre pudiera sugerir, el Tapiz de la Creación no se ajusta a la definición técnica de un tapiz, sino que es un bordado elaborado con gran precisión, siguiendo un diseño trazado previamente. Esto refuerza la creencia que realmente este "tapiz" se pudiera tratar de una alfombra ceremonial.
La técnica realizada en este bordado, combina el rigor del dibujo previo y la expresión manual de cada hilo, lo que convierte la obra en una pieza única. La ejecución minuciosa y la elección de materiales no solo hablan de una maestría artesanal, sino que también reflejan la interacción entre la tradición y la innovación en el ámbito del diseño medieval.
La restauración y conservación: un reto para el diseño patrimonial
A lo largo de los siglos, el Tapiz de la Creación ha sido objeto de intervenciones y restauraciones, siendo la más reciente en 2011, cuando expertos en conservación textil trabajaron para preservar cada detalle. Los desafíos técnicos —como el desgaste provocado por la exposición vertical, la tensión de las costuras y el deterioro natural de los materiales— han obligado a diseñar soluciones innovadoras, como la utilización de estructuras de aluminio e iluminación LED que aseguran la integridad de los colores y la estabilidad de la pieza.
Estas intervenciones no solo subrayan la importancia de la restauración en el ámbito del patrimonio, sino que también destacan la intersección entre técnicas modernas y saberes ancestrales en el diseño y la conservación.
Una joya dentro de otra: la catedral de Girona
La Catedral de Girona es un auténtico compendio de estilos arquitectónicos que reflejan la evolución del arte y la espiritualidad a lo largo de los siglos. Su construcción se inició en la época románica y está enriquecida con elementos góticos y barrocos.
Un legado románico y gótico
El núcleo original de la catedral se enmarca en la tradición románica, con gruesos muros y elementos estructurales que remiten a la arquitectura medieval temprana. Sin embargo, el edificio alcanzó gran parte de su majestuosidad en la época gótica, cuando se dotó de una nave que destaca por su amplitud: se dice que es una de las más anchas de Europa. Este rasgo, junto con los arbotantes y bóvedas, confiere al interior una sensación de elevación y luminosidad, invitando a la contemplación del espacio sagrado.
La fachada barroca y el contraste visual
Aunque el interior conserva la esencia medieval, la fachada de la catedral fue objeto de intervenciones posteriores, especialmente durante el período barroco. Esta intervención no solo renovó la imagen exterior, sino que también generó un interesante contraste entre la solidez de sus raíces románicas y góticas y la ornamentación exuberante y detallada del barroco, característica de la renovación del siglo XVIII.