Hay un fenómeno curioso que ocurre con los colores: no envejecen al ritmo que imaginamos. A diferencia de un meme, el diseño de interiores tiene una relación más pausada con las tonalidades que nos rodean. No es que sean lentos; es que un color necesita tiempo para contar su historia. En 2024, vimos colores que hablaban de calma, conexión con la naturaleza y un toque de optimismo moderado. ¿Y en 2025? Algunos de estos tonos seguirán evolucionando, porque, como cualquier tendencia bien pensada, los colores no solo se llevan; también se sienten.
Hablar de colores tendencia no es solo elegir un "marrón Pantone" o el "beige del año." Es entender el contexto: cómo vivimos, qué nos preocupa y qué nos inspira. Así que si quieres saber qué colores seguirán marcando el ritmo del diseño el próximo año, necesitas algo más que una carta cromática; necesitas una brújula emocional.
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Tonos tierra: de lo neutro a lo envolvente
Si hay algo que quedó claro en 2024, es que los tonos tierra no tienen intención de retirarse pronto. Arena, terracota, arcilla… Estos colores siguen siendo los reyes de los espacios cálidos y acogedores, pero en 2025 veremos una evolución interesante. Adiós a lo plano: hola a lo saturado. El terracota se volverá más rojizo, el beige se acercará al marrón café y los tonos más oscuros ganarán profundidad para crear contrastes dramáticos.
Esta transición hacia colores tierra más intensos refleja una necesidad de solidez y refugio en tiempos inciertos. Los diseñadores están experimentando con capas de estos tonos en textiles, paredes y muebles, generando espacios que invitan a quedarse.
Azules introspectivos: el color del alma
El azul ha sido históricamente un color de calma y reflexión, pero en 2024 comenzó a adoptar un papel más activo en los interiores. En 2025, los azules seguirán liderando las paletas, aunque con matices que se desmarcan de lo tradicional. Imagina un azul profundo como el del océano al atardecer o un azul empolvado con toques de gris. Estos tonos, lejos de ser fríos, aportan serenidad.
Lo más interesante es cómo el azul se combina con materiales como la madera clara o el metal envejecido, creando un contraste que equilibra modernidad y nostalgia. Es el color perfecto para un estudio, un dormitorio o incluso para sorprender en una cocina.
El poder del verde: naturaleza 2.0
Los verdes nunca pasan de moda, pero en 2025 los veremos con una vuelta de tuerca más tecnológica. Encontraremos verdes musgo, como de un bosque húmedo, pero también tonos verdes con un brillo casi digital, un movimiento encabezado por la cantante Charli XCX y el que fue el disco del verano, Brat. Este contraste entre lo orgánico y lo artificial refleja nuestra dualidad actual: la conexión con la naturaleza y nuestra obsesión con lo digital.
Toques inesperados: el renacimiento del amarillo
Si los colores mencionados hasta ahora invitan a la calma y la introspección, el amarillo llega para darnos el golpe de energía que necesitamos. No cualquier amarillo: olvida los tonos pastel o los neones ochenteros. En 2025, el amarillo tráfico será el triunfador. Este tono se usará en pequeños detalles: cojines, lámparas o incluso una butaca tapizada. El objetivo no es saturar, sino iluminar estratégicamente.
El amarillo representa optimismo y creatividad, y si bien no dominará las paletas, será el contrapunto perfecto en espacios dominados por tonos neutros o fríos.
Más allá de las tendencias: el color como herramienta personal
Las tendencias son un buen punto de partida, pero al final, el color es algo profundamente personal. En 2025, más que seguir ciegamente lo que dicta el mercado, veremos a personas y diseñadores buscando tonos que conecten con su historia personal. Porque al final, un espacio bien diseñado no se trata solo de lo que está de moda; se trata de cómo nos hace sentir.