El cabecero es clave en la decoración del dormitorio por razones tanto prácticas como estéticas. Así, además de enmarcar la cama, mejora nuestro sueño, ya que aporta confort y sensación de seguridad (piensa en los niños), protege la pared del roce, evita cabezazos incómodos y dolorosos y hace que las almohadas no se cuelen y caigan al suelo.
Pero además cumple una función estética. Así, acapara la atención y las miradas, aportando su granito de estilo a la habitación. La gran variedad de modelos hace que esta tarea no sea complicada. En distintos materiales, los de fibras naturales siguen sumando puntos; formas, los 'de pico' que elevan la altura y aportan un toque especial son tendencia, y los tapizados, con sus colores y motivos, abren un universo lleno de posibilidades.
Aunque los neutros siempre son una apuesta segura, al igual que la madera, hoy vamos a buscar el lado más arriesgado de la cama con una serie de cabeceros que no temen al color y buscan provocar y definir, sin ayuda de ninguna otra pieza, la personalidad del dormitorio.
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8 diseños a todo color