Un bungaló de los setenta transformado en la Sierra de Madrid con un invernadero premiado que sirve PARA TODO

En lugar de retroceder ante el aire nostálgico que envuelve las construcciones setenteras en la Sierra de Madrid, el estudio Lucas y Hernández-Gil (también conocidos como Kresta Design) decidió abrazarlo. Como quien reencuentra un viejo álbum de fotos y lo revisita con una mirada contemporánea, sin juzgar, el equipo transformó un antiguo bungaló de aire kitsch en un refugio de fin de semana que respira modernidad sin perder su esencia original.

Más allá de una simple rehabilitación, este proyecto es un diálogo entre pasado y presente, con un jardín que actúa de hilo conductor entre un interior reformado y un exterior renovado.

Mientras algunos se contentan con una pequeña cabaña para desconectar de la ciudad, los propietarios de esta vivienda, una pareja muy creativa, buscaba algo más. A solo una hora del bullicioso centro de Madrid, Casamontesa es un espacio donde la estética contemporánea y el confort rural dialogan. Y, por si fuera poco, el proyecto incluye un elemento aún más inesperado: la Kresta Garden House, un pabellón satélite construido a partir de un invernadero agrícola customizado, un verdadero oasis multifuncional que complementa la vivienda principal.

La metamorfosis del bungaló: Casamontesa

El bungaló original, parte de un complejo hotelero de los años setenta, parecía estar congelado en el tiempo. Sin embargo, Lucas y Hernández-Gil vieron en él un potencial único. Con una intervención precisa, el estudio respetó el carácter híbrido entre montañés y moderno del edificio, manteniendo su singularidad, pero actualizándolo para las necesidades de una pareja joven de Madrid que ansiaba un espacio funcional y acogedor.

El proyecto de rehabilitación se centró principalmente en la interacción entre el interior y el exterior. Las ventanas se transformaron en auténticas protagonistas, convertidas en profundas cajas que enmarcan las vistas del jardín y el paisaje circundante. Estos elementos, junto con la gran mesa de cocina, configuran los dos puntos focales de la casa. "Desde el estudio tomamos el proyecto como una oportunidad de resolver el espacio con una propuesta global que diera respuesta al proyecto de arquitectura, diseño interior y piezas singulares de mobiliario", explican.

En lugar de elegir un diseño industrial o minimalista al uso, los arquitectos optaron por un enfoque cálido, revistiendo tanto las ventanas como la gran mesa con pequeños azulejos artesanales en color burdeos. Este contraste con los suelos de piedra de Campaspero y las paredes de yeso teñido y encerado eleva la experiencia del espacio (la especialidad del estudio).

El resultado es una vivienda que, sin grandes gestos estridentes, redefine la vida en un entorno rural. Un lujo que se mide no en metros cuadrados o materiales costosos, sino en la forma en que la arquitectura invita a la contemplación y el disfrute.

Kresta Garden House: el invernadero que es más que un invernadero

El complemento perfecto para Casamontesa fue la construcción de la Kresta Garden House, una estructura polivalente que desafía la noción convencional de "habitación extra". Este pabellón es más que extensión de la casa, es un espacio independiente que respira por sí mismo, inspirado en los invernaderos agrícolas industriales. Pero aquí, la funcionalidad de los invernaderos ha sido reimaginada y adaptada para ofrecer un refugio multifuncional.

Kresta Garden House se puede utilizar como oficina, taller, gimnasio o incluso como habitación de invitados. Un espacio satélite que añade flexibilidad a la vida en Casamontesa, permitiendo a los propietarios usarlo según las necesidades y los caprichos del momento.

El diseño incluye una pérgola, persianas de madera, un sistema de ventilación automático y cortinas térmicas que lo convierten en un espacio adaptable a las diferentes estaciones del año. Incluso se ha incorporado una pequeña habitación rodante, un guiño a las soluciones arquitectónicas del japonés Shigeru Ban, que aporta un toque juguetón y práctico al conjunto.

Lo más interesante de este pabellón es cómo se integra en el jardín, que pasa a ser no solo el telón de fondo, sino un protagonista esencial del proyecto. Las soluciones técnicas, como las persianas y el sistema de ventilación, cumplen una función práctica, pero también refuerzan la sensación de conexión con el entorno natural.

Arquitectura al servicio de la vida

El proyecto de Casamontesa y Kresta Garden House es una respuesta a un estilo de vida ansiado. Los propietarios querían una casa de fin de semana que les permitiera desconectar del ritmo frenético de la ciudad, pero que al mismo tiempo reflejara su amor por el diseño y la funcionalidad. Lucas y Hernández-Gil lograron equilibrar estos deseos creando un espacio que invita a la relajación, pero también a la creatividad y la interacción.

El Premio del Colegio de Arquitectos de Madrid en la categoría de Interiorismo es la guinda sobre el pastel. Este proyecto destaca por su capacidad de reinterpretar lo existente y expandir las posibilidades de una vivienda modesta, dotándola de una nueva vida y funcionalidad sin renunciar a su esencia original. ¿Por qué derribar lo que está bien? La creatividad es la clave.