Para esta casa que sirve como segunda residencia en Andalucía, los propietarios querían tener espacios para disfrutar en intimidad con familia y amigos, así como conseguir una vivienda que les transmitiera sensación de paz y conexión con la naturaleza. Para conseguirlo, confiaron en la interiorista María Acha, quien ya había trabajado para los clientes en otra ocasión, que dio nueva vida a esta casa unifamiliar de vacaciones de 285 metros cuadrados en dos plantas, más 400 metros cuadrados de exteriores, en el sur de España. "El objetivo era transformar una casa unifamiliar de verano en una vivienda para todo el año con espacios nuevos como una zona de trabajo, una de ocio para el invierno, una sala de ejercicio y, sobre todo, optimización del almacenamiento", explica la interiorista.

Para conseguirlo, María Acha, en colaboración con el arquitecto Alesander Olasagasti y el ingeniero Diego Rey, ha reorganizado la distribución de las dos plantas y ha mejorado la conexión entre ellas reformando la escalera. En la planta principal, con acceso al jardín, se ha ampliado la suite y rediseñado todos los espacios. El sótano, antes infravalorado, se ha convertido en un espacio de socialización para familiares y amigos. El resultado es una casa que acoge e invita a ser disfrutada.

 

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