Hay quien colecciona vinilos, hay quien restaura coches clásicos… y luego está Tas, que decidió rehabilitar una iglesia renacentista medio en ruinas para convertirla en su casa. No hablamos de poner una cama en el altar y llamar a eso “estilo industrial”, sino de repensar un edificio de más de 400 años, con historia, muros que crujen y una cubierta que ya no existía. Y hacerlo sin disfrazarlo ni convertirlo en un parque temático de lo antiguo.
El resultado es una vivienda atípica en Sopuerta, Vizcaya, que más que parecer reformada, parece interpretada. Un proyecto el que contó con la ayuda del equipo de Garmendia & Cordero Arquitectos donde las cicatrices de la historia no se esconden, sino que se incorporan con orgullo. Como esas viejas chaquetas de cuero que solo mejoran con el tiempo.