Gracias a su revestimiento de cal blanca y cerámica y a sus formas geométricas, esta vivienda de nueva construcción en Puerto de Sagunto (Valencia), es uno de esos edificios a los que cuesta dejar de mirar. Además, el proyecto conecta de manera magistral su amplio jardín con piscina con el interior y aprovecha la globalidad de su parcela para uso y disfrute de la familia que lo habitan.
Según explican desde el estudio de arquitectura Horma, responsables del proyecto, la vivienda se concibió como una casa familiar de 400 metros cuadrados para cuatro personas y sus originales formas obedecen a una necesidad que planteaba el propio espacio y su orientación, protegiéndolo del sol. "Había requisitos de privacidad respecto a vecinos y por eso la casa se cierra en su fachada norte donde linda con futuros vecinos, articulando su volumen y geometría para captar luz desde el sur, quedando el norte como un lienzo dinámico pero poco relacionado con vistas", cuentan desde Horma. Para enfatizar sus formas, se recurrió a un revestimiento continuo de cal blanca y un lienzo cerámico rojizo que conversan entre sí.
En su interior consiguieron solucionar una de las principales demandas de los propietarios: querían que todo su día a día familiar tuviera lugar en una sola una planta. Así, la planta cero cuenta con el salón, el comedor y la cocina, en las que resalta su conexión con el exterior y con los dormitorios principales, uno de ellos con vestidor. "Su arquitectura interior consigue fragmentar los espacios dependiendo de sus usos sin perder la unidad del conjunto y define los espacios interiores y exteriores estableciendo transiciones entre ambos con límites algo más que difusos, casi inexistentes", señalan desde el estudio.
Tanto en esta planta como en las otras dos (la superior alberga las habitaciones de invitados y un estudio) el vínculo con el exterior también se ha hecho a través de los tonos cromáticos con una paleta de colores que van del blanco al rojizo de la cerámica. "Ambos tonos se combinan en el terrazo continuo que define el ámbito público de la planta baja y también en el diálogo de maderas de arce y cerezo", resaltan desde el estudio que también se ha hecho cargo de la mayoría del mobiliario.
Para diseñar todo el mobiliario integrado, bebieron del mundo del arte y de la arquitectura mediterránea de los años 50 y 60, prestando especial importancia al lugar, la luz y los materiales elegidos. "Nos parece importante poder habitar la casa conjuntamente con los clientes para acabar de dar sentido a cada espacio", concluyen desde Horma.