El encargo era claro, abrir los espacios para ganar luminosidad y respetar al máximo el carácter original del piso, especialmente el suelo de mosaico hidráulico que data de 1890. El estudio de arquitectura e interiorismo de Carme Pardo no tuvo ninguna duda cuando recibió el encargo del proyecto de este apartamento de unos 100 metros cuadrados de l’Eixample de Barcelona. Así que la solución pasaba por acabar con la distribución original y aprovechar al máximo las cualidades del piso.

"El derribo de todos los tabiques y la nueva distribución de las zonas permitió cumplir con los deseos del cliente, un ejecutivo italiano afincado y enamorado de la ciudad de Barcelona, que llevaba 5 años de alquiler y no paró hasta conseguir hacerse con la vivienda. En la zona de día, la cocina se convierte en el centro neurálgico que se mueve alrededor de una gran isla de mármol de carrara, con espacio para una pequeña barra para desayunos con vistas al patio interior, tan característico de l’Eixample de Barcelona. Para la zona de comedor se buscó un espacio más íntimo, con un banco corrido hecho a medida alrededor de la mesa". Los colores se convierten en protagonistas, buscando crear un dinamismo muy especial siempre acorde con el pavimento. De ahí que el terracota y un verde azulado, tan evocadores al Mediterráneo, sean el eje de esta zona de día.

 

Como una suite de hotel

Para continuar con ese giro inesperado que promete la casa, en la zona de noche se proyectó el dormitorio como una suite de hotel, con vestidor y un gran salón con dos balcones que dan a la calle principal. Una gran librería de madera de roble sirve de separador entre estos dos espacios, a la vez que ayuda a crear intimidad en el dormitorio sin perder la amplitud visual.

Para llegar a esta área, la larga pared medianera se dejó en un tono blanco como transición hasta llegar a los dos salones, el de día y el de noche, donde la paleta de color desaparece creando una atmósfera más relajada, que permite dar protagonismo a los antiguos techos abovedados originales recuperados.

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Carme Pardo Tamarit cocina comedor
Eugeni Pons

Suelos y techos

Se dejaron los techos abovedados tan típicos de Barcelona, al igual que el suelo de mosaico hidráulico, que data de 1890.

Carme Pardo Tamarit comedor
Eugeni Pons

Espacio más íntimo

Para la zona de comedor se buscó un espacio más íntimo, con un banco corrido hecho a medida alrededor de la mesa.

Carme Pardo Tamarit cocina
Eugeni Pons

Centro neurálgico

La cocina se convierte en el centro neurálgico que se mueve alrededor de una gran isla de mármol de carrara.

Carme Pardo Tamarit cocina
Eugeni Pons

Barra para desayunos

En la cocina hay espacio para una pequeña barra para desayunos con vistas al patio interior.

Carme Pardo Tamarit pasillo
Eugeni Pons

El blanco como unión

Una pared blanca unifica la zona que une las dos áreas de la casa.

Carme Pardo Tamarit armario
Eugeni Pons

El color como material

El color terracota se convierte en protagonista para definir uno de los muebles, acorde con el pavimento hidráulico.

Carme Pardo Tamarit baño
Eugeni Pons

Con puerta corredera

Al baño se accede mediante una puerta corredera y se esconde tras una pared en color terracota.

Carme Pardo Tamarit  dormitorio
Eugeni Pons

Un dormitorio completo

El dormitorio cuenta con vestidor.

Carme Pardo Tamarit  dormitorio
Eugeni Pons

La zona de noche es también zona de día

La zona de noche se proyectó en el dormitorio como una suite de hotel, con vestidor y un gran salón.

Carme Pardo Tamarit  salon
Eugeni Pons

Salón con vistas

El salón del dormitorio tiene vistas la calle principal.

Carme Pardo Tamarit salon dormitorio
Eugeni Pons

Una librería como separador

Una gran librería de madera de roble sirve de separador entre estos dos espacios, a la vez que ayuda a crear intimidad en el dormitorio sin perder la amplitud visual.

Carme Pardo Tamarit
Eugeni Pons

Carme Pardo

La autora del proyecto, Carme Pardo.