El interiorista Mikel Irastorza vive a caballo entre Berlín y San Sebastián. En la capital alemana, junto a Viktoria Luise Platz, en el emblemático barrio bávaro Bayeriche Viertel, tiene su apartamento de 90 metros cuadrados. Ubicado en un edificio de los años 60, con grandes ventanales que le aportan mucha luz natural, es un espacio que el interiorista ha reformado con mucha personalidad.
Luz y color en momentos complicados
Además de recuperar ciertos elementos originales, como el forjado que da un toque industrial al espacio, el interiorista creó un espacio emocional influido por el momento histórico. "La obra empezó en febrero de 2022 a escasos días de que diese comienzo la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Esto trajo a Berlín un ambiente de tristeza y pesimismo muy palpable en las calles y también entre las personas que habían trabajado conmigo, de origen ucraniano", explica Irastorza.
"Todo ese sentimiento de tristeza, pesimismo y cierta inseguridad, me hizo pensar en decidirme a jugar y apostar por el color", añade. Esta visión optimista y vitalista, queda plasmada tanto en las piezas de diseño como en el arte que inunda los espacios del apartamento. "Las obras aportan una enorme carga cromática, pero también emocional", comenta el diseñador. "Así, completan el objetivo de dar vitalismo y positividad a los espacios en una época gris de la historia europea", añade.