Desde el salón, sentados en el sofá, la vista no puede ser más espectacular. De frente, la tranquila playa de Leblon, custodiada por el Morro Dois Irmãos, uno de los parajes naturales más emblemáticos de Rio de Janeiro. A un lado, una escultura cinética de Raul Mourão; al otro, una de las sutiles piezas escultóricas de Arthur Lescher. Y un poco más allá, un cuadro de Vik Muniz, colgando, como muchos otros, de la pared. Tanto la extensa colección de arte que acoge este espacio como el paisaje de fondo son los verdaderos protagonistas de este apartamento creado por Arthur Casas.
De hecho, todos los elementos de la vivienda –desde el mobiliario hasta la iluminación pasando por suelos y paredes– se integran a la perfección con ellos. El proyecto de iluminación, ideado por Maneco Quinderé, así como la paleta de colores y los acabados y materiales elegidos para los muebles y revestimientos "atienden al propósito de resaltar las obras de arte y dar protagonismo al bello paisaje natural", explican los autores. Dicho objetivo se consigue ya desde la entrada, enmarcada por una puerta de cristal que permite obtener, nada más llegar a la casa, una primera e impactante vista del mar.
Respecto al concepto del interiorismo, desde el estudio sostienen que "combina lo moderno y lo contemporáneopara lograr un carácter atemporal en todo el apartamento". Entre los muebles se encuentran algunas piezas icónicas del diseño brasileño moderno, como el sillón Esfera, de Ricardo Fasanello (1969), que encajan a la perfección en el ambiente creando un estilo homogéneo que transmite calma y sobriedad y vuelve a ceder protagonismo al arte y la postal exterior. Lo mismo sucede con las paredes, revestidas de madera en algunas zonas, como la dedicada a la sala de cine en casa o el espacio que acoge una gran cava de vinos, y con los colores neutros, muy naturales, que tiñen todos los detalles del apartamento, incluidas las alfombras, los cabeceros y los baños. Desde Studio Arthur Casas destacan, además, que apostaron "por un diseño dinámico para que los muebles se reorganicen fácilmente, según las necesidades de los propietarios". Y si lo que apetece es simplemente disfrutar, basta con sentarse en cualquier rincón, escoger uno de los cientos de vinos y saborearlo acompañado de las magníficas vistas.