Han pasado casi cien años desde que en 1929 se pusiera en Barcelona la primera piedra de las Casas Baratas del Bon Pastor, en un barrio que se construyó para que nadie tuviera que verlo. Construidas para acoger a miles de migrantes con pocos recursos que llegaron a la Ciudad Condal para la Exposición Universal, estas viviendas, baratas y precarias, se encontraban en zonas alejadas del centro para albergar a obreros. "Estas viviendas solían tener una sola planta, se ubicaban en terrenos de bajo valor y reflejaban el carácter higienista de la época", explica el arquitecto Manu Pages quien junto al catalán The Hall Studio ha ejecutado la reforma de una de estas viviendas, con planta rectangular y patio, y la ha actualizado en un lenguaje moderno del siglo XXI.