Cuando después de ocho años viviendo y trabajando en Nueva York, María Lozano, fundadora del estudio D. Lab, The Dream Lab, se mudó a Madrid, su ciudad natal, encontró tras un año de búsqueda un apartamento de 79 metros cuadrados en uno de sus edificios favoritos de Madrid desde niña, el emblemático Torres Blancas, un icono de la arquitectura brutalista madrileña diseñado por el arquitecto Saiz de Oíza en la década de los 60. "Cumplía todos mis requisitos y era el espacio perfecto donde podía conjugar el construir mi nuevo hogar con mi nuevo estudio de diseño. Toda una fantasía hecha realidad", cuenta la propietaria de la vivienda.
Su nueva casa se ofrecía como un lienzo en blanco a partir del cual crear su nuevo hogar con su estudio de diseño, una incubadora de ideas creativas que difumina las líneas entre arte, arquitectura, interiorismo y branding, con proyectos en Nueva York, Shanghái, Madrid y Canarias. "Las sinuosas curvas, la continuidad de los espacios, la espectacular luz y la grandeza de los materiales hicieron del proyecto de interiorismo todo un reto", cuenta Lozano, que apostó por la paleta de colores icónica de D. Lab y la filosofía estética de su estudio. El resultado final unos interiores vivaces, coloristas y con marcada personalidad fruto de la simbiosis entre dos caracteres potentes: el de la propietaria y el de un edificio icónico.