¿Cómo influyen los elementos originales de una vivienda antigua a la hora de planificar una reforma y un interiorismo contemporáneo? La arquitecta Carmen Bueno tiene un máster profesional en estas cuestiones y nos cuenta, al detalle, lo que es para ella la clave de esta pregunta. Nada menos que el concepto de autenticidad. "Cuando algo es auténtico, hay que valorarlo y merece siempre la pena conservarlo", asegura. Se refiere, por supuesto, a esos elementos que encontramos en viviendas antiguas y que nos hablan de la historia del edificio, del contexto urbanístico en el que se encuentran y de una época en la que los oficios y la artesanía daban forma a elementos que hoy podemos destacar en las viviendas (estén protegidos o no).
Partiendo de estas reflexiones, la arquitecta Carmen Bueno, desgrana punto por punto para Arquitectura y Diseño todo lo que hay que tener en cuenta cuando nos enfrentamos a una rehabilitación y reforma de una vivienda con historia.
El valor de lo oficios y la artesanía
"Solo por la antigüedad del inmueble y los procesos constructivos tal y como eran antes, los elementos originales tienen un valor simplemente por la manera en que fueron construidos. La mano de obra antes se cobraba de otra manera, se dedicaba más tiempo a detalles como la yesería o los acabados de una ventana. Ahora, por ejemplo, es muy complicado hacer unas contraventanas como antes, porque se está perdiendo el oficio", comenta la arquitecta.
Ahí radica una de las grandes dificultades a la hora de rehabilitar las viviendas antiguas. Y Carmen Bueno nos pone un ejemplo: "Muchos edificios protegidos, con fachadas protegidas, tienen carpinterías de madera en las ventanas que hay que restaurar o crear otras iguales, porque no se pueden perder las características originales del edificio. Obviamente, hay que contar con especialistas para ello y son oficios que escasean, por lo que el precio se encarece siempre. Ya sea en yesería para hacer molduras, o en carpintería, no todo el mundo sabe hacer moldura como se hacía antes", comenta Bueno.
El edificio histórico y el estilo, frente a la persona que interviene en él
"A día de hoy, existe para mi gusto una cuestión de ego en el interiorismo. Cada interiorista tiene que marcar su seña de identidad para conseguir encargos. Pero cuando intervienes en un edificio histórico, eso ya tiene un carácter previo. Y, para mi gusto, no puedes obviarlo", comenta la interiorista. En definitiva, considera que ante un edificio histórico, el estilo del interiorista tiene que quedar en segundo plano: "puedes marcar con tu estilo de alguna manera y también con el estilo del cliente, si te lo propone. Pero ante todo hay que tener en cuenta la historia del edificio. Según el momento en el que se construyó una determinada vivienda, el estilo de esa manzana o barrio ya es muy marcado. Por ejemplo, igual no encajan unas molduras muy desarrolladas en el norte de Madrid, por mucho que a mí me gusten las molduras".
En ese sentido, Bueno remarca su obsesión por respetar las viviendas que interviene, algo que da valor a su trabajo como arquitecta. "Leo sobre el año en que se construyó la vivienda, qué estilo se utilizó y cual es el carácter global de ese edificio. Intento que lo de fuera beba de lo de dentro y que todo forme parte de un conjunto olvidándome un poco de mí", subraya.
Buscar el equilibrio entre lo antiguo y lo contemporáneo
"Me parce muy divertido jugar con un telón de fondo que vaya de la mano con el estilo que pertenece a la época del edificio y luego que los elementos sean más contemporáneos. O que todas las partes nuevas, como puede ser el desarrollo de la cocina o la estética de los baños sea más contemporáneo", comenta la arquitecta. En concreto, subraya, que justo en la cocina y los baños, pone el acento en destacar que es una intervención actual. "Lo fundamental es seguir respetando la estética antigua y, a la vez, dar el toque de modernidad. Es como cuando te comes algo a la vez salado y dulce, que está riquísimo por el contraste que marca", comenta.
Y sentencia: "Si a algo tradicional le das un toque contemporáneo y, a poder ser de diseño de calidad, es como si lo subrayaras, le sacas todo el brillo y destacas la esencia que ya tiene la casa a la que te enfrentas".
Un binomio difícil: instalaciones y suelos
"También tienes que jugar con las instalaciones, hay que dejarlas lo más ocultas posibles para que no afecten al carácter de la vivienda", apunta Bueno. "Eso hace que se logre una estética muy moderna, porque esconder las instalaciones es tendencia ahora mismo. Y esto incluye a la luminaria. La manera de iluminar también es importante para dar un toque contemporáneo", asegura.
En este sentido, hay un elemento original que presenta, como nos cuenta la arquitecta, ciertas dificultades a la hora de rehabilitar: los suelos. "Hubo una temporada que se puso mucho de moda el hidráulico, que por ejemplo abunda en las viviendas del barrio de Malasaña. Esa baldosa es buena y se puede lijar, porque es gruesa. Pero, por regla general es difícil de conservar. Si tiras tabiquería, la huella del tabique se queda marcada y muchas veces es difícil de restaurar", nos explica.
Y si son de madera, aún se complica más la historia. "Las instalaciones, muchas van por suelos, si no hay que hacer roza y llevarlas por techo… Es bastante complicado, especialmente si los suelos son de madera. Así que, a no ser que el edificio esté íntegramente protegido, no se suelen conservar". Eso sí, hay una solución: "lo que se puede hacer es jugar con la estética del suelo que ya tenía y hacer un dibujo similar con un tipo de madera parecido y al final te queda igual que antes pero renovado y con las instalaciones bien integradas", añade.
Estilo, patrimonio y lujo
"Cuando la gente encuentra algo que está hecho con funcionalidad y que, además es auténtico, lo valora como algo que merece la pena conservar", explica Bueno. "Para mí, hay un sector muy interesante en el que se combinan elementos como el estilo, el patrimonio, el lujo y la autenticidad", comenta. La arquitecta lo sabe bien, pues ha trabajado en numerosos proyectos en los que se ha necesitado una rehabilitación, ya sea de fachadas protegidas o de otros elementos estructurales.
También sabe que no está al alcance de cualquiera. "Recuperar o restaurar casi siempre es más caro que hacerlo de nuevas. No todo el mundo está dispuesto a pagarlo. Tienes que valorar el inmueble que tienes y lo que estás comprando. Y, por desgracia, también hay gente que lo quiere conservar pero no se lo puede permitir", asegura.