Con el cambio climático como una de las preocupaciones más inminentes tanto en el ámbito político como social (somos responsables de que la temperatura media de la Tierra sea hoy 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX, según Naciones Unidas), la arquitectura bioclimática gana cada vez más importancia (y adeptos) como estrategia de diseño en el sector residencial. En este artículo vamos a resumir qué es la arquitectura bioclimática, sus características más importantes y qué necesita una casa para ser bioclimática.
Arquitectura bioclimática: características y ejemplos
Conocida también como arquitectura sostenible o ecológica, la arquitectura bioclimática no solo tiene en cuenta las condiciones climáticas en el diseño de los edificios, sino que integra principios medioambientales. Entre sus principales estrategias está optimizar la luz del sol y de otras energías renovables, como el viento, para reducir la necesidad de usar la calefacción o el aire acondicionado, por ejemplo. En este sentido, la orientación en la arquitectura bioclimática resulta fundamental. Solo así se capta en invierno todo el calor del sol y se minimiza la exposición en verano.
Como ejemplo de arquitectura bioclimática, esta casa en las afueras de Barcelona proyectada por el estudio Vallribera Arquitectes recurre a soluciones 'de libro'. Así, el porche, las persianas alicantinas, los toldos y las lamas de la fachada protegen del exceso de sol en verano.
Asimismo, topografía y vegetación –la arquitectura bioclimática busca una relación armoniosa de lo construido con el entorno, incorporando elementos naturales, como patios interiores con plantas o cubiertas vegetales– juegan un papel clave a la hora de diseñar una vivienda bioclimática. El paisajismo también es importante. Se deben elegir plantas autóctonas, que solo requieren riego por goteo, y evitar el césped.
Es esencial desarrollar sistemas constructivos que impliquen menos recursos a la hora de construir, pero también para mantener una vivienda. Se pueden diseñar edificios que generen menos CO2 en su construcción, que reduzcan lo que se conoce como "huella ecológica", teniendo en cuenta todo el ciclo de vida del edificio, y que adopten estrategias pasivas que ahorren energía y creen condiciones óptimas de habitabilidad en la vivienda.
En este sentido, la ventilación natural es fundamental. Los edificios bioclimáticos están diseñados para favorecer la ventilación cruzada mediante la colocación estratégica de ventanas y otras aberturas que aprovechan los vientos dominantes. Más cosas, el uso de materiales como la piedra ayudan a almacenar el calor durante el día y a liberarlo lentamente por la noche, estabilizando la temperatura dentro de la casa.
¿Qué necesita una casa para ser bioclimática?
Fundamentalmente, una casa para ser bioclimática debe estar bien orientada; maximizando la exposición a la luz del sol en invierno y minimizándola en verano. Es fundamental incorporar grandes ventanales o fachadas de vidrio en el lado sur para captar el calor solar en invierno, pero también es importante contar con voladizos, persianas, contraventanas, pérgolas y árboles de hoja caduca para bloquear el exceso de sol durante el verano.
Además, es fundamental un buen aislamiento en techo, suelos y paredes para no perder calor en invierno. Instala ventanas con rotura de puente térmico para mejorar la eficiencia energética. Además, una casa para ser bioclimática debe contar con ventilación cruzada y una cubierta vegetal aislante.
Hay otras tres características importantes para que una casa sea bioclimática y sostenible. En primer lugar, el uso de materiales sostenibles, es decir, materiales respetuosos con el medioambiente y de origen local para minimizar en la medida de lo posible el impacto ecológico de la construcción. En segundo, servirse de la domótica para optimizar el uso de la energía. Aquí incluimos termostatos programables, sistemas de control de la energía y controles de iluminación inteligentes. Finalmente, decantarse por electrodomésticos y sistemas de iluminación energéticamente eficientes que minimicen el consumo de electricidad. En este sentido, las luces led y los electrodomésticos clase A son las mejores opciones.
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