Por si alguien recela de la conexión del ámbito académico con el mundo real cuando se trata de abordar la sostenibilidad, una visita a Valldaura Labs puede servir para despejar cualquier duda. Aquí, los estudiantes del Máster en Edificios Ecológicos Avanzados y Biociudades (MAEBB, por sus siglas inglesas) aprenden a diseñar edificios de cero emisiones, pero también los levantan a escala real con sus propias manos con un material que tienen a escasos metros, la madera de los pinos del bosque de Collserola, el macizo montañoso que guarda las espaldas de Barcelona. Sierras, martillos, prensas y máquinas de corte CNC son aquí tan importantes como los ordenadores, las clases y los textos de estudio.

 

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Vicente Guallart en el taller de modelado con una de las maquetas de los estudiantes. 

Joan Tomás

 

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El centro nació en 2008, cuando el IAAC estableció allí su campus –el complejo, integrado por una masía señorial construida en 1888 por el industrial Francesc Guardiola y una finca de 130 hectáreas de bosque, lo adquirirían dos años más tarde–, pero su origen se remonta algunos años atrás. Concretamente a 1992, cuando Vicente Guallart, fundador del IAAC y director del máster, visitó en su primer viaje a
Estados Unidos Taliesin West, la casa-taller creada en 1937 por Frank Lloyd Wright cerca de Phoenix, en el desierto de Arizona, donde el maestro acogió a estudiantes de arquitectura que ayudaron a construir los diversos edificios del complejo. Su modelo inspiró lo que sería después Valldaura Labs.

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Adrià Goula

Todo un hallazgo

“A raíz de la participación del IAAC en el Solar Decathlon de 2008 en Madrid con la FabLab House tuvimos claro que necesitábamos un lugar propio en el que pudiéramos construir prototipos de viviendas que no tuvieran que desmontarse cada año”, explica Guallart. Descubrieron Valldaura por casualidad buscando en Internet. “Nos fascinó la historia del lugar, fundado en 1150 por monjes cistercienses y que fue palacio real de la Corona de Aragón desde 1294 hasta 1497”.

El proyecto de remodelación lo llevó a cabo el propio estudio de Guallart. “Para cambiar urbanísticamente este lugar tardamos siete años; fue un proceso muy laborioso. Tuvimos que transformar un edificio tradicional protegido en medio del parque natural de Collserola en un equipamiento privado, compaginando su carácter histórico con la condición de centro tecnológico e internacional”.

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Adrià Goula

El taller de modelado

El máster, cuya primera edición arrancó en 2019, reúne cada año a 25 estudiantes de todo el mundo –en este curso proceden de doce países– que durante once meses conviven y trabajan de forma inmersiva en el centro.

El programa aborda cuestiones como la bioeconomía circular, la innovación en materiales, los sistemas de energía descentralizados y el secuestro de carbono, siempre con el acento en la creación de edificios autosuficientes. Aunque han comenzado a trabajar también con la impresión digital con tierra –de ahí nació el proyecto TOVA realizado por el grupo de Robotics del IAAC, el primer edificio impreso en 3D de España, ganador de los premios New European Bauhaus (NEB) 2023–, su fuerte es la madera, dada su amplia disponibilidad en el entorno. 

En la foto, el taller de modelado

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Gestión forestal sostenible

“Desde que arrancó el máster en 2019, lo que más ha cambiado de la formación que impartimos es que ahora hacemos gestión forestal sostenible. Talamos cada año alrededor de 50 árboles del bosque circundante, producimos la madera en nuestro propio aserradero y hemos incorporado una prensa para realizar paneles CLT. De cara al aprendizaje del estudiante esto es muy enriquecedor, sobre todo si hablamos de diseño y economía circular, porque para los arquitectos del futuro no solo es importante aprender formas y estructuras, sino también la materialidad, de dónde vienen las cosas y cómo se transforman”.

En la foto, el vestíbulo de acceso a la masía.

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El nuevo hormigón

Para Guallart, la madera es el hormigón del siglo XXI. “Ahora nos damos cuenta de que lo que a comienzos del siglo XX parecía el futuro, la construcción con hormigón, ensalzada por movimientos como la Bauhaus, en la escala que se está utilizando actualmente puede llegar a  destruir el planeta. Si el hormigón fuese un país sería el tercer emisor de CO2 del mundo. La idea es ‘desmineralizar’ la construcción para ‘biologilizarla’. Por eso la madera y los biomateriales, todos ellos sumideros de CO2, se postulan como alternativa para la construcción del futuro: si se hace una gestión estratégica y sostenible de los recursos forestales, podrían suponer el 50 % del volumen de los edificios, cuando hoy en día en España apenas representan el 1 %. En el uso de estos recursos estamos en los albores, como en los años veinte del siglo pasado en el caso del hormigón. Hay margen de sobra para utilizar maderas más resistentes o especies de crecimiento rápido como el bambú. Lo que está claro es que los materiales de origen mineral están obsoletos y son responsable en gran parte del cambio climático. Hemos de ir a sistemas basados en la naturaleza, y eso es lo que intentamos enseñar en Valldaura Labs”

En la foto, en el terreno, la estructura de barro impresa en 3D que sirvió de antecedente para el proyecto TOVA (2022).

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En la bóveda catalana

El taller de modelado es una construcción anexa, rematada con la típica bóveda catalana de cerámica, donde los estudiantes realizan
prototipos y maquetas
con ayuda de técnicas de fabricación digital.

"Los materiales de origen mineral están obsoletos y son responsables en gran parte del cambio climático", Vicent Guallart

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Un estar para los estudiantes

El proyecto de la remodelación de la antigua masía lo realizó el propio estudio de Vicent Guallart en 2010, tras adquirirla al IAAC.

En la foto, el estar del primer nivel, con la decoración mural original restaurada, al que dan los dormitorios de los estudiantes del máster.

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Respeto por lo original

Sala que sirve para estudiar o comer. Al ser un edificio protegido, la masía se restauró manteniendo la estructura original, y los nuevos espacios se construyeron enterrados o a su alrededor. 

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Un laboratorio eco

"Con una gestión estratégica, la madera y los biomateriales podrían suponer el 50% del volumen de los edificios", Vicente Guallart.

El auditorio se ubica en otro edificio anexo de nueva construcción realizado con muros de ladrillo y piedra local y una cubierta a dos aguas de madera CLT.

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Campo de pruebas

Cada año, el máster culmina con la construcción de un prototipo de edificio a escala real. Los proyectos, elegidos por consenso de estudiantes y profesores y realizados de forma comunitaria, materializan conceptos que forman parte del programa formativo, con especial incidencia en la autosuficiencia. Tras haber construido una cabaña para el confinamiento por la COVID-19 (The Voxel), un invernadero solar para la producción de comida de la propia institución (The Solar Greenhouse) o un mirador para la observación de la naturaleza (FLORA), entre otros, la última incorporación es MO.CA –Mobile Catalyst, en la foto–, una vivienda móvil para dos personas construida con paneles de madera laminada ensamblados con clavijas (DLT), lo que mitiga la necesidad de adhesivos tóxicos convencionales y mantiene el potencial de reutilización circular.

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Una respuesta arquitectónica

Vicente Guallart junto a la cabaña The Voxel, fruto del máster 2019-2020. Su diseño, realizado bajo condiciones de confinamiento por la COVID-19, surgió como una respuesta arquitectónica a la crisis. Por eso el edificio, de 16 m2, se concibió para ser autosuficiente, capaz de generar su propia energía mediante placas fotovoltaicas y reutilizar el agua de lluvia.