Hablamos con la bisnieta de Sorolla para descubrir el recién publicado libro 'Sorolla Íntimo', en el que ha colaborado

Láminas con dibujos inéditos, cartas con su esposa, y un compendio de detalles que nos acercan a la vida cotidiana del maestro de la luz. Así es 'Sorolla Íntimo', la publicación más personal y emotivo sobre el pintor que acaba de ser presentado por ARTIKA Books con motivo del Centenario de la muerte del maestro de la luz, ​​​​​​una edición exclusiva, limitada y numerada a 2.998 ejemplares. En concreto, este tesoro que es mucho más que un libro, se compone de un Libro de Arte, con 71 láminas con dibujos de escenas íntimas y cotidianas, algunas de ellas inéditas, un Epistolario con cartas entre Joaquín y Clotilde, su esposa, y un Libro de Estudios, que reúne a grandes expertos de la figura de Sorolla, incluyendo a su bisnieta Blanca Pons-Sorolla, experta en la obra del pintor, que ya ha colaborado en anteriores publicaciones y es, de hecho, la autora del Catálogo razonado de Sorolla. Con ella hemos tenido el privilegio de hablar sobre esta exclusiva y última publicación y mucho más.

 

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Blanca Pons-Sorolla lleva cerca de 4 décadas investigando y trabajando sobre la obra de su bisabuelo. Ha colaborado en varios libros sobre el pintor y es la autora del Catálogo razonado del Museo Sorolla. 

¿Cuál ha sido tu relación personal con el legado de tu Joaquín Sorolla a lo largo de los años?

Me llevo dedicando a mi bisabuelo del modo más profesional posible desde hace casi 40 años. Trabajé con mi padre Francisco Pons-Sorolla y Arnau ampliando y completando la documentación que él había recogido del Museo Sorolla, del que había sido director desde 1948. Con él empecé a recopilar nuevas obras y ordenar todo en fichas-contenedores, pensando en algún día sacar adelante el catálogo razonado de su obra. Desgraciadamente mi padre enfermó a finales de la década de los 80 y en 1989 me pasó el testigo. Desde entonces, ya en solitario, viajé por Europa y América para conocer directamente las obras que se conservan en museos, instituciones y colecciones particulares, recogiendo también documentación de los archivos. Además de investigar sobre su vida y obra para el catálogo razonado, mi gran interés ha sido divulgar la figura de Sorolla y ayudar a recuperar la proyección internacional que tuvo en vida y que merece. Por ello, también he participado, en muchas ocasiones como comisaria, en exposiciones, especialmente fuera de España. Con esa labor empecé el año el año 1888 colaborando muy activamente en la exposición “Joaquín Sorolla”, comisariada por un gran amigo, Edmund Peel, que se presentó en Nueva York, San Louis y San Diego (EEUU) en 1989, y en Valencia en 1990.

El conjunto se compone de un Libro de Arte, con dibujos de escenas íntimas y cotidianas, muchos de los cuales nunca se trasladaron al lienzo ya que el pintor los hacía para sí mismo, un Libro de Estudios, una exclusiva lámina de arte de gran formato y un Epistolario, entre Joaquín y Clotilde. Todo ello se presenta en un estuche expositor de lujo.

¿Cómo surgió la idea de crear esta edición limitada para conmemorar el centenario de Sorolla?

Con Artika llevábamos trabajando desde hacía muchos años cuando ellos nos propusieron hacer, en colaboración con Museo y la Fundación Museo Sorolla, una serie de libros muy especiales sobre el dibujo de Sorolla. La relación fue de lo más gratificante, magnífica, igual que el resultado, y después del segundo libro propusieron un tercero y se decidió este tema de dibujos de su familia, tan amplio como encantador, algo que estando ya relativamente próximo el Centenario del fallecimiento de Sorolla, era el mejor homenaje al pintor.

La correspondencia entre Joaquín Sorolla y su esposa Clotilde García del Castillo, es muy amplia y significativa, debido a los largos y numerosos viajes que realizaba el pintor. En ella podemos descubrir desde la admiración mutua entre ambos, sus inquietudes como padres y las actividades artísticas del pintor, hasta las condiciones socioeconómicas de una familia burguesa del momento. El Epistolario reúne tres décadas de amor en 210 cartas, entre 1891 y 1919.

El epistolario entre Joaquín y Clotilde es uno de los pilares de esta obra. ¿Qué nos enseñan estas cartas sobre el vínculo entre ellos y la vida cotidiana del pintor?

Nos permiten conocer a Sorolla y entender su pasión por la pintura y por su familia. Eso ayuda a que entendamos con mayor amplitud su obra. Para mí han sido desde el principio base fundamental para entender el porqué de muchas obras. Distinguir un estudio de un cuadro, cuáles son obras inacabadas y obras que las deja voluntariamente en un momento dado… No es solo ver, por supuesto hay que ver mucho directamente para entender, pero también es necesario saber lo que piensa como hombre y como pintor, sus luchas y fracasos, sus éxitos… Para ello, los epistolarios son fundamentales. Lo que sí puedo adelantar es que la selección de cartas entre Clotilde y Joaquín, llevada a cabo por Isabel Justo que conoce bien los epistolarios de Sorolla, nos hacen comprender muy bien porqué Clotilde amaba tanto a Sorolla y porqué Sorolla vivió enamorado de su mujer hasta el último día de su vida. Y que, si su gran pasión era la pintura, situaba al mismo nivel a su familia.

El Libro de Arte, encuadernado a mano, reproduce en la cubierta un detalle del óleo Instantánea (Biarritz, 1906). En su interior, muestra sus dibujos más personales y llenos de espontaneidad: con cuidados maternales, juegos infantiles, tardes de costura, de siesta, de lecturas y de estudio. Son un diario ilustrado de la intimidad familiar del pintor. Las 71 láminas, todas a tamaño real y troqueladas, se organizan en capítulos, que se inician con el detalle de un óleo del pintor y el extracto de una de sus cartas.

¿Hay alguna anécdota familiar que te venga a la mente al observar estos dibujos o leer las cartas incluidas en esta publicación?

Que me hayan contado anécdotas entre ambos de forma directa, es muy difícil. Ten en cuenta que mi padre, el nieto mayor, nació en 1917 y cuando Sorolla tuvo el derrame cerebral, tenía tres años. De hecho, los recuerdos que tenía mi padre de su abuelo eran los de un enfermo. Cuando murió Sorolla mi padre tenía 6 años. O sea que juicios directos de personas que les trataron a los dos, prácticamente no los tengo más allá de lo que me contase mi abuela María, a modo de cuento cuando yo era una niña, o mi tía Elena, la hija pequeña de Sorolla, a la que conocí y traté muy de cerca, y que murió siendo yo mayor, pero que no contaba anécdotas de sus padres, más allá de los viajes que hacía con ellos. La familia ha sido siempre muy discreta.

El expositor contiene los tres libros de la publicación. En el Libro de Estudios, con una fotografía de la familia en la portada, encontramos como figura principal a Blanca Pons-Sorolla, presidenta de la Comisión Permanente de la Fundación Museo Sorolla, Consuelo Luca de Tena Navarro, historiadora de arte y exdirectora del Museo Sorolla en el Ministerio de Cultura, y Covadonga Pitarch Angulo, jefa del área de marketing y patrocinios de la Galería de las Colecciones Reales y exconservadora del Museo Sorolla.

¿Cómo describirías la evolución de Sorolla como dibujante frente a su trabajo como pintor?

Creo que en ambos tiene una evolución parecida, cada vez con menos, expresa más. En este caso, Inés Abril y Mónica Rodríguez Subirana, las autoras de la selección de los dibujos, son las verdaderas expertas. Siendo investigadoras de la Fundación Museo Sorolla fueron las que catalogaron los 5.000 dibujos que se conservan en el Museo. 

Si Sorolla pudiera ver este libro, ¿qué crees que opinaría de esta representación tan íntima de su vida y obra?

Creo que estaría encantado de que se publicaran tanto el libro de dibujos como el de cartas, que se han tratado con todo cuidado y cariño. Los dibujos y las cartas que se conservan en el Museo Sorolla las dejaron, él, su mujer y sus hijos, precisamente para que pudieran servir de enseñanza a estudiosos de su vida y de su obra. Solo hay que trabajar con esa documentación con el cariño y el respeto debido.