En París, el 70 % de las licencias de obra que se conceden corresponden a proyectos de rehabilitación. Reformar, una opción que promueve la racionalización a la hora de construir, está de moda en la Ciudad de la Luz. De hecho, hace ahora poco más de un año se pudo ver en el Pabellón de l'Arsenal una exposición que bajo el título Conservar, adaptar, transmitir venía a dar una idea de este movimiento que lleva años transformando la capital de Francia (la culminación serán los Juegos de 2024), donde a través de maquetas y dibujos se indagaba en las ventajas, desde el reciclaje, aprovechamiento de recursos o mayor sostenibilidad, que ofrece la rehabilitación frente a la nueva construcción, responsable en 2018 en Europa de más del 35 % de las emisiones de efecto invernadero, según un informe de la Comisión Europea.
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París promete unos Juegos más sostenibles usando lo que ya tiene
En los Juegos de París, el 95% de las sedes de los distintos deportes aprovecharán edificios y estructuras que ya existen. No habrá lo que se conoce como 'elefantes blancos' (edificios que solo dan problemas y que luego no se usan). Se acabó lo de reconstruir una ciudad con motivo de unos Juegos; de reinventar lo que ya hay. Para los Juegos de Río 2016 se construyó mucho nuevo. En 2012, Londres apostó por la regeneración urbana de un terreno en el que no había nada. Los juegos de París, en lo arquitectónico, vienen a reflejar la realidad que vivimos: es mejor aprovechar y reciclar que hacer desde cero y en consecuencia los organizadores se han marcado el ambicioso reto de reducir a la mitad la huella de carbono de estos Juegos en comparación con los de Londres 2012 y Río 2016.
Como decimos, París quiere ser distinta a las demás, celebrar unos juegos más 'verdes' y sostenibles y, por eso, una gran mayoría de los eventos se celebrarán en estructuras que ya están construidas, como Roland Garros, el Grand Palais, el Parque de los Príncipes o el Stade de France, construido para el Mundial de fútbol de 1998, o en sedes temporales en pleno centro de la ciudad, como las que habrá en la Plaza de la Concordia o en la Torre Eiffel.
Incluso lo nuevo es sostenible y será luego utilizado por los vecinos
Lo que se conoce como 'elefantes blancos', edificios que después de construidos no se vuelven a usar jamás, no se verá en París. Uno de los grandes iconos, construido para los Juegos, es el Centro Acuático, que se ha diseñado pensando en que luego lo hagan suyo los vecinos de la zona una vez acaben los Juegos. Como explican en la web del Comité Olímpico Internacional, el Centro Acuático "se abastecerá en gran medida de energía procedente de 4.680 metros cuadrados de paneles solares instalados en su tejado. Todos los asientos están fabricados con residuos plásticos locales reciclados y el material predominante es la madera, que contribuye a reducir las emisiones de CO2 de la construcción".
Lo mismo pasa con la Villa Olímpica diseñada por Dominique Perrault, donde la madera es el material estructural principal y que "es sobre todo una reordenación urbana a largo plazo cuyo principal objetivo es el de crear un nuevo barrio sostenible para 2025", tal cual explican desde el propio estudio del arquitecto francés.