Con tres décadas de experiencia, la interiorista Sandra Tarruella ha dejado su impronta en numerosos locales de restauración de nuestro país. Para los hermanos Roca ha ideado el Celler, el hotel Casa Cacao, las heladerías y confitería de Rocambolesc. También es la artífice del café del Centro Botín de Santander, del elegante y sereno hotel Sabàtic Sitges y del restaurante Brutus de Mallorca, por citar algunos de sus proyectos. También ha trabajado para el grupo de restauración barcelonés Somos Esencia, que apuesta por "una manera diferente de comer" y acaba de inaugurar un proyecto en el que ofrece una doble propuesta gastronómica: Fauna Café y GatoPardo. Su nuevo proyecto integra dos locales ubicados en un amplio situado en pleno centro de Barcelona, al lado del Arco del Triunfo. Para dar vida al diseño del sexto y séptimo restaurante del grupo ha contado con el diseño de Sandra Tarruella Interioristas.
Fauna, un espacio fresco y desenfadado
Haciendo chaflán en el edificio está Fauna, un espacio con una carta casual con una oferta de ingredientes saludables para brunch y tapas para compartir inspiradas en la esencia mediterránea. El local cuenta con un diseño que busca potenciar la luz que entra por los grandes ventanales de la fachada del edificio, empleando materiales continuos en colores claros que contrastan con una barra forrada en madera de nogal americano. La gran protagonista del local es la escalera y está realizada con peto de obra y pasamanos metálicos esmaltados a tono. El interior cuenta también con un gran árbol natural que aporta una mayor verticalidad al espacio y que permite introducir la naturaleza en el interior.
En el exterior, junto a la entrada al establecimiento, hay una terraza con mobiliario de la firma nórdica Hay en colores verdes que combina con elementos en distintas maderas así como abundantes macetas con vegetación variada en tamaño y especies que aportan un toque de naturaleza en el centro urbano.
GatoPardo, sobriedad en dos alturas
Por su parte, abarcando toda la fachada principal del edificio se encuentra el restaurante italiano GatoPardo, que destaca por su sala principal, un gran comedor con suelos de madera de nogal y dos grandes alfombras realizadas en azulejo hidráulico en colores tierra que permiten zonificar las mesas redondas del centro. Las paredes están revestidas con arrimadero alistonado en nogal americano y apliques decorativos. Para el resto de pared, incluyendo techos, el estudio se ha decantado por un tono blanco roto que aporta luminosidad y contrasta con el resto de los materiales.
Uno de los elementos protagonistas del espacio de doble altura es la gran estantería de nogal colocada en uno de los laterales y en la que se almacenan los vinos. Junto a este elemento de madera hay un gran árbol, que contribuye enfatizar la excepcional altura del local. En el centro de la sala hay una gran abertura que permite contemplar la cocina y hacer partícipe al comensal de lo que ocurre tras los fogones.
En la planta superior se ha destinado un espacio para más comensales y convertible en reservado para grandes grupos. Destaca una gran mesa corrida en madera recuperada que se ha emplazado en su zona central. Esta pieza sirve tanto de guardón de apoyo de camareros como para albergar a un gran grupo de comensales. A ambos lados se han dispuesto mesas de mármol crema rodeadas por sillas tapizadas y un gran banco corrido con mesas de color crema y mármol rojo que aportan dinamismo a la estancia.
Como hilo conductor, todo el establecimiento está decorado con cuadros y láminas de especies de animales así como una fotografía de la artista Bèla Adler.