Con poco más de 200 kilómetros de extension, esta ruta puede realizarse tanto linealmente como de forma radial a partir de Madrid, ya que los dos extremos del recorrido, Segovia y Toledo, apenas distan a una hora en coche de la capital.
El itinerario que proponemos tiene dos objetivos: por un lado, que veas con otros ojos esos espacios arquitectónicos que probablemente has visitado con anterioridad como CaixaForum Madrid, de Herzog & de Meuron, o la remodelación que el francés Jean Nouvel llevó a cabo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Por el otro, que descubras el legado de esos arquitectos que huyeron de la monumentalidad neoclasicista de la época con que la dictadura quiso hacer ostentación de poder y allanaron el camino para que la sociedad madrileña acogiera con los brazos abiertos propuestas mucho más modernas y arriesgadas. Algunas incomprendidas, sí, pero siempre necesarias.
Ahí está como ejemplo ese imponente Hipódromo de la Zarzuela de Carlos Arniches, Eduardo Domínguez y Carlos Torroja -un proyecto que se fraguó antes de la Guerra Civil-, que casi ochenta años después de su construcción, sigue siendo una joya que reivindicar por su atrevido y atemporal diseño de hormigón; un material por otro lado muy visible también en la obra de Miguel Fisac.
Y qué decir de Juan Huarte, el culpable de que Sáenz de Oíza con sus Torres Blancas se tomara a pecho el dicho "de Madrid al cielo". Tampoco nos olvidamos, por supuesto, de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, quienes concienzudamente rechazaron la arquitectura oficialista del régimen y, en 1958, ganaron el Primer Premio en la Exposición Universal de Bruselas gracias a un pabellón que fue mejor entendido fuera que dentro de nuestras fronteras.
Esta ruta está dedicada a esos héroes, a todos esos precursores que, si siguieran con vida, muy probablemente podrían presumir de tener un premio Pritzker.