Andalucía es mucho más que un lugar para los simpatizantes del sol y la playa o los amantes del buen comer. Independientemente de la estación del año en el que se visite, el sur de España resguarda infinidad de secretos arquitectónicos que van mucho más allá de la imponente Mezquita-catedral de Córdoba, la espectacular Alhambra de Granada o la icónica Giralda de Sevilla. Los clásicos importan, por supuesto, pero en este viaje queremos detenernos precisamente en esas obras arquitectónicas (tanto privadas como públicas) que mejor definen el carácter moderno y cosmopolita de este crisol cultural.
Fuera de los márgenes turísticos esta comunidad autónoma es toda una caja de sorpresas. Esta ruta en coche de poco más de 650 kilómetros arranca en Córdoba, donde podrás admirar la rehabilitada Sala Capitular del Convento de San Pablo ejecutada por Francisco Gómez Díaz, disfrutar del atardecer en el Balcón del Guadalquivir de Juan Navarro Baldeweg y sorprenderte con la fachada mediática con la que Nieto Sobejano remató el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía.
El arte contemporáneo es también el argumento que ha permitido a Málaga incorporarse al circuito de destinos culturales de primer orden. Su Centro Pompidou, diseñado por Pérez De La Fuente y Marín Malavé, ha servido asimismo de acicate para remodelar la fachada marítima de la ciudad.
La ruta es una excusa para reivindicar las limpias simetrías de Alberto Campo Baeza. El conocido como arquitecto de la luz, antes de jubilarse en 2017, no solo erigió en estas tierras el imponente Centro Cultural CajaGranada Memoria de Andalucía, sino que en la provincia de Cádiz también construyó dos viviendas que siguen siendo estudiadas con detenimiento hoy en día en todas las facultades de arquitectura del globo. Hablamos de La Casa del Infinito (actualmente propiedad de una familia belga) y la Casa Gaspar, dos ejemplos de arquitectura residencial que, a pesar de que no admiten visitas, no pierden ni un ápice de su espectacularidad si se admiran desde el exterior.
Tras recorrer la costa gaditana el viaje pone punto final en Sevilla, una ciudad que gracias a la Expo 92 supo no solo encarar su futuro (afianzado hace menos de una década con el Metropol Parasol del alemán Jürgen Mayer), sino también conectar con el resto de la península gracias a la llegada del tren de alta velocidad, que en la capital hispalense se detiene en la estación de Santa Justa diseñada por Cruz y Ortiz.