Zihuatanejo es, con permiso de la celebérrima Acapulco y Puerto Escondido, uno de los must del turismo en la costa pacífica de México. Conocida por sus playas, las sinuosas calles de la ciudad están salpicadas de galerías y restaurantes, y en sus aguas pueden avistarse con facilidad especies marinas como delfines y tortugas. Aquí, en uno de los puntos más elevados del idílico enclave de Punta Garrobo, se alza la Casa Mateo del estudio local Zozaya Arquitectos, con interiorismo de Sara Campos. Para los autores, el reto del encargo fue “exaltar la conexión del usuario con el contexto natural en su cotidianidad. De esta forma, recorridos, un patio de agua y terrazas se suman a la idea de crear atmósferas de relajación, ocio y disfrute”.
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Una planta y dos volúmenes
Con una superficie total de 488 m2, la vivienda se desarrolla básicamente en una sola planta, a la que se añade una planta garaje inferior en la zona de acceso generada por la pendiente de la parcela.
La casa se desgaja en dos volúmenes vinculadospor un patio con una lámina de agua que programáticamente ayudan a diferenciar entre los espacios privados y los sociales.
El primero alberga tres habitaciones con sus respectivos baños, mientras que el segundo contiene el salón, el comedor y la cocina en un ambiente diáfano, con la posibilidad de unificarse con la terraza apergolada y el asador. Dentro de este segundo cuerpo se encuentra también la habitación principal, con conexión directa a la terraza.
La estructura se realizó con hormigón visto y elementos secundarios de piedra local y acero. Los paramentos verticales de madera de parota dan calidez a la casa, resultando en una paleta cromática de grises y tonos café que conviven orgánicamente con el entorno natural.
Por si esa conexión con el paisaje no resultara suficiente, el proyecto adopta sistemas bioclimáticos pasivos por medio de la ventilación cruzada, adaptándose a la climatología de la zona. Se implementaron además techos verdes con la idea de mimetizarse con la vegetación colindante, reducir las superficies pavimentadas y generar confort térmico en el interior, y se incorporó una planta de tratamiento de aguas grises con la finalidad de reutilizarlas.
Desde el punto de vista del diseño interior, el arte juega un papel importante ya que, según Sara Campos, “las obras se inspiran en pequeños fragmentos del mar. Las esculturas simulan corales del fondo del océano, aportan textura y sensación de lo que visualmente se percibe”.