Este piso de vacaciones en Denia para un matrimonio con dos hijos adolescentes estaba desactualizado. Lidia Molina, arquitecta e interiorista encargada de su completa renovación, que ha abarcado suelos, revestimientos, carpintería interior, pintura, instalaciones y mobiliario –solo la distribución se ha respetado–, lo ha modernizado por completo potenciando al tiempo las vistas al mar. El resultado es un espacio impecable "donde la estética sencilla y agradable se combina con la funcionalidad y el confort".
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Como decimos, Molina menciona que la vivienda estaba "visiblemente desactualizada" y que los propietarios, a los que les gusta un estilo contemporáneo, querían un interior más moderno, cómodo y con un punto lujoso. "El enfoque principal del proyecto ha consistido en integrar el minimalismo clásico –un estilo del que Molina se considera precursora– en cada rincón de la vivienda". Para conseguir esa estética a la que se refiere, "el orden, la funcionalidad, la atemporalidad y la luz son clave".
La paleta de colores clara y los revestimientos neutros no solo dan forma a un interior sereno y atemporal, sino que permiten que la luz natural fluya libremente, creando un ambiente luminoso y acogedor. Las grandes ventanas que miran al mar se convierten en el punto focal del diseño, inundando el interior de luz natural y "estableciendo una conexión constante con el entorno".
Una reforma integral
Lo primero que llama la atención al entrar en el apartamento es el papel de la entrada, que recorre toda la envolvente del núcleo central que contiene uno de los baños y la cocina y alrededor del que giran el resto de las estancias (zona de día, dormitorio principal, aseo y resto de dormitorios). Con el fin de darle entidad al distribuidor, se decidió "vestirlo con un papel texturizado de la firma Casamance que aporta sensación de calidez y profundidad".
Ya en el salón-comedor, el papel pintado adquiere un perfil secundario. Aquí importan las vistas, y para potenciarlas se ha colocado el mobiliario mirando al mar, maximizando así la conexión con el exterior. Además de la mesa de Andreu World y las sillas de Ondarreta, destaca especialmente el mueble de televisión se puede girar por completo y ofrece la posibilidad de disfrutar de la televisión desde las dos partes de la estancia. "Es un mueble polivalente, de líneas sencillas y minimalistas, de la firma Extendo, que en su posición perpendicular a la fachada permite tener una visión panorámica del mar", explica Molina.
A lo largo de estas líneas, y por lo que se ve en las fotos, es evidente que cada elemento ha sido cuidadosamente elegido y colocado para aprovechar cada centímetro, pero sin sacrificar en absoluto la estética. Molina sabe bien cómo jugar con las tendencias más destacadas en el interiorismo actual. La cocina es un buen ejemplo. Diseñada en tonos greige combinados con madera natural de roble y una encimera de porcelánico, ejemplifica esta estética de minimalismo clásico por la que aboga la interiorista y que no pasa de moda. Además, ofrece "una solución de almacenamiento eficiente, garantizando una limpieza fácil y un entorno ordenado".
Los baños, asimismo con acabados en tonos neutros y materiales naturales, reflejan la misma atención al detalle. En el baño principal, el uso de porcelánico imitación piedra y madera de Porcelanosa crea "un ambiente sereno y sofisticado". El segundo baño, con un espejo alargado, "resuelve la limitación de espacio de manera elegante y funcional".
En el dormitorio principal (la vivienda cuenta con otros dos) se han elegido piezas de editoras españolas, como la cama Senso, de Joquer; las mesillas Burin, de Viccarbe; o la cómoda Aura, de Treku. Todas contribuyen a dar forma a esta propuesta minimalista y clásica que combina lujo y funcionalidad, pero deja todo el protagonismo a lo verdaderamente importante: el mar.