En la población holandesa de Sittard, en la región de Limburg fronteriza con Bélgica y Alemania, Niels Maier firma esta casa que renace de sus cenizas setenteras –cuando era un espacio oscuro y compartimentado– para erigirse en la mejor versión contemporánea del lujo silencioso –o al menos, una de ellas–. Con una paleta táctil, inteligentes inserciones de luz y una conexión constante con el exterior, Maier consigue dar un carácter íntimo a una residencia para toda la familia, con una superficie de 360 m2.
La luz natural y las vistas del jardín se cuelan aquí por ventanas de marcos mínimos y enciende sutilmente las paredes y los techos de cada habitación, acabados en un estético yeso de arcilla natural, que también mejora la acústica y la climatización. El suelo de microcemento es la pincelada definitiva para que este lienzo esencial alcance la categoría de obra maestra.
La planificación estratégica del espacio y la planta abierta –un requerimiento de los clientes– contribuyen a crear una sensación de amplitud que mejora la conexión entre las diferentes zonas, haciendo que las transiciones sean fluidas. El salón, dividido por un desnivel en dos ambientes –uno de ellos a doble altura– que se abren a ambos lados de la vivienda, muestra una relajada amalgama de piezas nuevas y vintage, un acercamiento al que Maier nos tiene bien acostumbrados.
Las cortinas despliegan su versión más estilizada, descansando en un gesto majestuoso. El uso de materiales naturales acentúa la experiencia sensorial y delata un profundo aprecio por el trabajo hecho con las manos. No en vano, Maier defiende que la gente busca algo que sea natural para sentirse más conectada con la tierra y lo aplica en cada uno de sus proyectos. Las escaleras combinan pisadas en mármol con otras en madera, dando acceso a la planta de arriba, diseñada como un espacio único donde tienen cabida el dormitorio principal, el baño y el vestidor, con abuhardillados techos a dos aguas.
Los sistemas de almacenamiento quedan integrados a la estética global. De esta manera pueden cumplir su función manteniendo la coherencia visual. Las verdes estampas del exterior se cuelan por todos los espacios, improvisando postales naturales que permanecen en la memoria y que hacen que este sitio sea tan especial. Para afrontar este nuevo reto, Niels Maier miró hacia fuera, hacia el mágico entorno, y se dijo: “¿Qué sentido tendría diseñar un hogar que no celebrara la joya más auténtica de este sitio, el paisaje?”El resultado es este.