A raíz del aumento de precios de la vivienda en el interior del anillo de la M-30 de la capital española, muchos jóvenes profesionales se están marchando a zonas que lindan al otro lado de esa vía, más asequibles. Es el caso de Álvaro Madrigal, bailarín de la Compañía Nacional de Danza, quien con su pareja Telmo y sus dos perros se ha mudado a esta tradicional vivienda social de dos plantas en hilera en el barrio de Entrevías en Puente de Vallecas.
La amistad de Antonio Mora, 50 % de Studio.Nojujunto con Eduardo Tazón, y sevillano como Álvaro, con la hermana de este allanó el camino para que les llegara el encargo de su reforma.
“El espacio original asustaba realmente: una construcción muy pobre, humedades, estancias muy oscuras debido a los muros de carga...”, comenta Antonio. Así que la intervención, realizada con la constructora Dosplanos, ha consistido en reinventar los 80 m2 totales potenciando la luz natural y la espacialidad.
"Liberamos la planta baja, destinada a salón, comedor y cocina, trasladando la escalera, que antes partía el espacio de día en dos, a una de las medianeras, de modo que ahora nada más acceder a la casa puedes ver el patio al fondo. Solo mantuvimos la cubierta y los muros perimetrales y sustituimos los muros de carga por un esqueleto metálico.
"Pensamos en esta solución por la rapidez de ejecución y la limpieza en obra. El proyecto se ha enfocado prácticamente como si fuera una nueva construcción”.
Junto con la estructura metálica, el otro elemento constructivo protagonista son las celosías y el embaldosado de Cerámicas Ferrés, tanto abajo como arriba, donde se ubica el dormitorio, el baño y una estancia auxiliar que sirve tanto de taller como de comedor secundario.
Las celosías actúan como elemento decorativo y funcional, separando ambientes sin sacrificar la sensación de amplitud y la continuidad espacial.
“Estas piezas cerámicas no tienen un acabado estándar terracota, sino de arena, logrado con una cocción más elevada que le confiere una textura más cruda. Álvaro tenía muy claro que quería disfrutar de esos tonos tierra que a él le transmiten mucha tranquilidad”, señala Antonio.
En el embaldosado del suelo y las paredes se optó por el mismo material con una lechada roja que combina con el rojo carruaje de la estructura metálica, lo que da un efecto más gráfico a la cuadrícula. Serenidad, pero con un punto de teatralidad: por algún lado tenía que asomar el oficio del bailarín.