Un día, Julianne Moore se despertó en su idílica cabaña de Montauk, en los Hamptons, Nueva York, cuando descubrió, en el sofá del salón, a una mujer borracha desmayada. La actriz, oscar a la mejor actriz por Siempre Alice, y su pareja, el cineasta Bart Freundlich, no tardaron mucho en mudarse a un escondite más apartado de Montauk. La venta de la bucólica casa fue una operación redonda: el matrimonio triplicó lo que había pagado por ella, en 2007. 

Construida en 1940, la ex cabaña de Julianne Moore se encuentra en la plácida orilla de Fort Pond, en la tranquila y sobria, aunque todavía escandalosamente cara, comunidad de Hamptons de Montauk. Aunque tiene unas dimensiones reducidas (tiene 3 habitaciones y un baño) está sobrada de encanto. Acogedores suelos de madera brillan bajo un techo abovedado con vigas de madera.