Una casa de vacaciones espaciosa –tiene 500 m2 y seis dormitorios, todo resuelto en una sola planta–, inmersa en la naturaleza áspera y sosegada del Alentejo portugués. Ese era el briefing del arquitecto Paulo Martins Barata, del estudio Promontorio, quien comparte la autoría con el arquitecto João Cravo, de Silva Cravo Arquitectos, y con interiorismo de José Luis Barbosa y paisajismo de Pátio Atelier.
La casa, levantada en una parcela de 7,7 hectáreas, se hace eco de la tradición de la alcáçova portuguesa –o qasbah, siguiendo su etimología árabe–, que funcionaba como una granja fortificada, con sus construcciones interiores protegidas por un perímetro amurallado. “En realidad, el posicionamiento de este recinto impermeable en el paisaje se vio constreñido por un distanciamiento reglamentario de los límites de la propiedad –añaden los autores–. Al asentarse sobre la línea de un valle, aparece medio hundido desde la esquina sureste, revelándose progresivamente hacia el noreste”.
Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en Arquitectura y Diseño suscríbete a nuestra newsletter.