A finales del año pasado llamó al timbre del Yours una mujer que no tenía pensado hospedarse allí, en el número 19 de la calle Cuba, sino que en realidad era una vecina del barrio de Russafa. Había nacido en el mismo edificio donde hoy se erige el hotel, concretamente en la primera planta, luego empezó a trabajar a los 14 años en el antiguo negociado de los bajos, una tintorería especializada en prendas de ropa y limpieza en seco, y al casarse sus padres le compraron el tercer piso para que, junto con el marido y sus futuros hijos, ella pudiera vivir justo en el sitio en que se había criado. "Nos pidió entrar para ver cómo había quedado el hotel, porque había visto y seguido de cerca las obras", recuerda Kris Clabbers, la holandesa encargada del Yours: "Cuando vio el espacio por dentro, se emocionó muchísimo".
La señora debió alegrarse por una sencilla razón: la finca quedó en desuso en el siglo XX y, después de muchas décadas, Daphne Kniest y Wouter Kock decidieron adquirir la propiedad para reconvertirla al completo, lo cual no fue fácil debido a la concesión de licencias en la ciudad. De hecho, tuvieron que esperar varios años hasta que, en 2016, les aceptaron la última del barrio de Russafa destinada a espacios de alojamiento, según Clabbers: "Lo que hicimos fue preservar la fachada del edificio, que estaba protegida, y a las cuatro plantas que tenía la finca le añadimos una más". La obra, bajo las directrices de la pareja holandesa, corrió a cargo del estudio de arquitectura valenciano Eseiesa, colaborador en varios proyectos curiosamente en la ciudad china de Wuhan, desde un parque acuático y un centro cultural hasta el propio palacio de congresos de la urbe.
Ahora, el trabajo de rehabilitación que firmaron los de Eseiesa se observa de forma muy clara a lo largo de las siete habitaciones dobles y los dos apartamentos. También en ambos dúplex, en el ático de la cuarta planta con terraza propia y en el bajo de la antigua tintorería, que hoy es un hall enorme el cual contempla la cafetería –allí se efectúa el check-in-, las mesas, sillas y butacas para desayunar o leer y una terraza con piscina, además de una tienda en la que se pueden adquirir velas con el mismo aroma del Yours y piezas de cerámica de artesanos locales. Pero, ¿quién es el público de un hotel así? "Viene gente de Holanda, Alemania e Inglaterra, muchos italianos, y españoles cada vez más", concreta la encargada: "También se ve que poco a poco, con el fin de las restricciones, comienzan a llegar perfiles de fuera de Europa".
Sea de donde sea, lo cierto es que la clientela llega al Yours porque ha visto su página web o el perfil de Instagram, y en ellos ya se respira la paz y tranquilidad que reina adentro del hotel. Cosa que logra ya no solo por la ubicación –en ese tramo de la calle Cuba apenas hay bares y terrazas-, sino además por el diseño que impregna cada una de sus estancias, todas revestidas de madera, con techos y suelos de hormigón, accesorios en tonos negro mate, una abundante variedad de plantas naturales y una luz que rara vez se ve en otras ciudades del país. Para comprobarlo solo basta con sentarse en una de las hamacas del patio a media tarde, mientras el sol va escondiéndose poco a poco entre los rincones de la terraza blanca e impoluta del Yours, muy digna de recordar.