Cada tarde en el Burg Kino, el cine más veterano de Viena y uno de las más antiguos del mundo todavía en funcionamiento, se proyecta el mismo clásico en blanco y negro. Acomodados en su patio de butacas color burdeos, en el imperial bulevar Ringstrasse que circunda el centro histórico de la capital austríaca, los espectadores vuelven una y otra vez tras los pasos de Orson Welles y Joseph Cotten. Se proyecta El tercer hombre, la película rodada en Viena con la que el director británico Carol Reed obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1949. Una de esas joyas cinematográficas que han resistido el paso del tiempo.
Han pasado 65 años de su estreno pero el film de Carol Reed resuena de nuevo en la imagen corporativa del hotel más nuevo de la ciudad. La mítica escena en la que Welles y Cotten se citan en la noria del parque de atracciones Prater es motivo de un guiño gráfico en el logotipo de The Hoxton Viena, un hotel con un estrecha vinculación a la ciudad que lo acoge. La nueva apertura de la cadena hotelera británica The Hoxton –la número 16 de una lista de establecimientos repartidos por Reino Unido, Europa y Estados Unidos– desembarca en Viena al estilo que caracteriza la marca: tejiendo complicidades con la comunidad local y llenando los espacios de referencias culturales a su entorno más próximo.
Midcentury al estilo vienés
The Hoxton Viena recupera un inmueble que durante décadas acogió la sede de la Cámara de Comercio Austríaca: una construcción original de principios de los 50. Se trata de un edificio catalogado, parte del patrimonio arquitectónico midcentury de la capital, que fue diseñado por el arquitecto vienés Carl Appel y que ha sido reformado en 2024 por el estudio local BWM Designers & Architects, en colaboración con el despacho de interioristas AIME Studios. Juntos firman un proyecto de arquitectura e interiorismo que toma por principal inspiración la estética midcentury de Carl Appel y el legado del Wiener Werkstätte, el taller vienés que revolucionó las artes aplicadas en la Austria de principios del siglo XX.
Refrescando un clásico
Tras su gran fachada de mármol verde, The Hoxton Viena alberga 196 habitaciones y se abre a la ciudad con un vestíbulo de dos plantas en el que se han restaurado el suelo de terrazo original y las columnas revestidas de chapa de aluminio anodizado. Con una oferta gastronómica que incluye el restaurante Bouvier –un bistró parisino con toques neoyorquinos–, Cayo Coco –un bar en la azotea con piscina y vistas a la espectacular Stephansdom, la imponente catedral gótica que se alza en el corazón de la ciudad– y el Salon Paradise –un bar clandestino escondido en el sótano–, el hotel invita a redescubrir una capital a la que siempre apetece volver.
Homenaje a un edificio único
El proyecto de reforma firmado por BWM Designers & Architects envuelve la austeridad de los edificios de la Europa de posguerra con la riqueza de los materiales contemporáneos. Los arquitectos austríacos han recuperado el antiguo esplendor de la fachada original y han devuelto a la azotea su claridad primigenia, eliminando los añadidos de los años 80. Una estética de múltiples capas que mezcla el diseño centroeuropeo de mediados del siglo XX con una rica variedad de texturas, formas geométricas y azulejos coloridos. El objetivo ha sido preservar las características originales del histórico edificio, en coordinación con la Autoridad Federal de Monumentos, y refrescarlas para su nuevo uso.
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Una apuesta por la sostenibilidad
Comprometidos con la preservación de la arquitectura de posguerra, BWM Architects & Designers han enfocado el proyecto buscando la máxima sostenibilidad y reduciendo al mínimo la huella ecológica. El objetivo ha consistido en convertir la estructura existente de un edificio de oficinas y convertirlo en un hotel de 196 habitaciones sin tener que crear una gran cantidad de espacio adicional, reforzando el esqueleto de hormigón armado, mejorando el aislamiento térmico para obtener una mayor eficiencia energética y llevando todos los componentes a los estándares de calidad y seguridad actuales. Una pequeña gran obra de cirugía arquitectónica.
Una terraza abierta a todos
La fachada principal, originalmente de piedra natural, ha sido recreada con mármol de Cipolin, una variedad de mármol característico por su base verdiblanca y sus gruesas y onduladas vetas verdes. La reforma mantiene la división de los paneles para que coincida con la original y los elementos escultóricos, salientes y huecos, han sido restaurados. El pórtico y los portales de entrada se conservan en su estado original. La terraza que da la bienvenida al hotel funciona, con el buen tiempo, como una extensión del restaurante Bouvier, abierta a la Rudolf-Sallinger-Platz y celebrada tanto por los huéspedes del hotel como por el público local.
El vestíbulo del hotel, una entrada triunfal
Situado en una pequeña colina al sureste de la Ringstrasse, cerca del Stadtpark –el parque donde se encuentra el monumento a Johann Strauss– y a diez minutos caminando del icónico complejo de palacios y jardines del Belvedere, The Hoxton Viena abre sus puertas a la ciudad con un espectacular vestíbulo de doble altura. Las columnas originales del edificio de oficinas, revestidas en aluminio estriado, y el suelo de terrazo de 190 m2, han sido restaurados según el diseño original. Al igual que las barandillas con su pasamanos de goma negra y las puertas principales de la entrada, de aluminio anodizado, para las que se han recuperado los tiradores originales.
Como un decorado de Mad Men
Uno de los elementos que se han preservado del edificio original es la espectacular escalera de estilo midcentury, que se abre a medida que asciende y a la que se ha añadido una línea de luces LED diseñada para mostrar el camino hacia el octavo piso. Los arquitectos han conservado las barandillas originales y han añadido una malla de acero inoxidable para cumplir con la normativa de seguridad vigente. El resultado es un brillante ejemplo de las estética de los años 50 mezclada con un toque de iluminación contemporánea. Una escalera que invita a sentirse como en un decorado de la serie Mad Men.
Elegancia retro en cada habitación
El interiorismo de las 196 habitaciones del hotel, con una variedad de tamaños que queda explícito en sus diferentes nombres –de Shoebox a Biggy–, está inspirado en la historia del tercer distrito vienés y el edificio de los años 50. Alfombras de motivos atrevidos, maderas cálidas y muebles llamativos aportan una elegancia retro en la que resuena el diseño vienés de principios del siglo XX. El proyecto de AIME Studios se articula con una sobria paleta de colores, terciopelo de felpa y detalles de diseño vanguardista para conseguir un entorno con estilo sin perder un ápice de comodidad.
Bouvier, un bistró con espíritu cosmopolita
Pese a la ambientación propia de un bistró francés, el plato más recomendado del Bouvier, el principal restaurante del hotel, lleva el marchamo de la mejor cocina local: el Wiener Schnitzel. Se trata del clásico escalope vienés que aquí se presenta elaborado con pollo y servido con una guarnición a elegir. Un imprescindible de la gastronomía local que se puede maridar con vinos naturales de productores de todo el mundo y un postre muy francés: un Mille-feuille que, con sus mantos de crema diplomática, caramelo salado y hojaldre caramelizado, nos evoca las múltiples capas de arte, diseño y arquitectura de la que fuera capital del Imperio austrohúngaro.
Una azotea con las mejores vistas
La planta superior ha sido restaurada a su estado inicial, tal como la había diseñado el arquitecto vienés Carl Appel. El proyecto de BWM Designers & Architects elimina la ampliación de los años 80 y recupera el volumen original. La nueva azotea resultante ofrece una impresionante vista de Viena. La piscina de temporada y el nuevo bar, con una planta interior de 149 m2 y 475m2 de terraza, se encuentran situados en las alas del edificio y, como el resto de zonas comunes, son accesibles a todo el público.
Cayo Coco, sabrosura tropical
La música afrocubana vibra en los altavoces de Cayo Coco, el bar en la azotea que mezcla las espectaculares vistas del centro de Viena con la sensualidad tropical de la Cuba de los años 50. En una terraza con piscina pensada para los huéspedes del hotel y un comedor al aire libre donde picar algo, comer o cenar, los verdaderos protagonistas aquí son los cócteles. De los clásicos mojito y daiquiri a un cóctel Buenavista con el que sentirse como en La Habana del músico Benny Moré, la oferta de destilados de Cayo Coco se acompaña con una breve pero apetitosa carta de tapas, ensaladas y ceviches. Para entretener el estómago sin perder el compás.
Salon Paradise, el secreto mejor guardado
Entre unos grandes maceteros y una terraza que invita a quedarse a tomar el sol, la plaza que da acceso a The Hoxton Viena esconde una puerta que conduce directamente al bar clandestino situado en el sótano. Salon Paradise, al estilo de los clásicos speakeasy norteamericanos, es el bar más golfo del hotel, el que cierra más tarde y donde tienen lugar las mejores fiestas. Una coctelería que se inspira en la efervescencia creativa de la Generación Beat. Con su piano de pared y una sugerente ambientación, Salon Paradise sería, sin duda, un buen escenario para un remake de El tercer hombre. Orson Welles y Joseph Cotten se podrían sentir aquí como pez en el agua, sorbiendo un combinado en su barra de madera oscura.