En el corazón del encantador pueblo de Vejer de la Frontera, Cádiz, perdida entre sus calles y casitas hay que andar con ojo para no pasarse de puerta. Porque ahí, en la calle Canaleja, a escasos metros de la emblemática Plaza de España, hemos encontrado Casablanca, un pequeño hotel que ha logrado fusionar la historia y la modernidad de una manera excepcional.
Se trata de una casa históricamente catalogada que ha sido restaurada manteniendo fielmente sus elementos originales. Los suelos de barro antiguos, los techos de madera y barro, y las ventanas y puertas de madera son testimonios de la rica herencia arquitectónica de la región. La restauración se ha llevado a cabo con un profundo respeto por la estructura original, dejando al descubierto la belleza de la madera y los matices históricos de las paredes blancas. "Nuestra restauración ha querido dejar la huella del tiempo y de su historia en las paredes pintadas de blanco para que el huésped se impregne de todo ello", explica Curra Berrocal, al frente del espacio junto a sus compañeras Oliva y Paula, y responsable de la reforma. Y es ella la que nos hace las veces de cicerone por este pequeño y acogedor templo de la tranquilidad.
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