Cuando los antiguos propietarios comenzaron a construir el hotel que hoy gestiona Barceló, descubrieron que parte del terreno estaba catalogado como Reserva Ambiental y eso cambió los planes. Para preservar la zona, se construyó junto a ella un hotel enfocado en la sostenibilidad y con una arquitectura que dialoga con el entorno. Actualmente, el Barceló Tenerife ha puesto el foco en la puesta en valor de la Reserva y en la sostenibilidad, contando ya con los certificados Travelife Gold y Biosphere. Así, se está invirtiendo en la mejora de la Reserva Ambiental de San Blas, que se ha abierto al público a través de recorridos guiados. Un espacio que es un verdadero tesoro para descubrir desde la singularidad de la flora y la fauna del entorno hasta los efectos de los diferentes episodios volcánicos que ha sufrido y configurado la orografía de la isla. Y, por la noche, el hotel ofrece experiencias únicas, como un picnic bajo las estrellas o las noches de astronomía. Por si fuera poco, el hotel esconde otro tesoro más: un museo dedicado a la cultura y la historia de la isla.
Alejado de las aglomeraciones o los enclaves más masificados de la isla, este hotel cuenta además con una ubicación privilegiada, muy cerca del aeropuerto Tenerife Sur. Sus restaurantes, entre los que podemos encontrar deliciosas paellas en Arrozante, hasta platos italianos de alta cocina en la Trattoria La Dolce Vita, son otro de los alicientes. Y, por supuesto, todo está preparado para disfrutar del buen tiempo durante todo el año con nada menos que siete piscinas que recorren los espacios exteriores del hotel.
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