Desde muy pequeño a Francisco Jaramillo (Medellín, 1987) ya le gustaba crear. “La asignatura de estética y creación siempre fue mi favorita en el colegio. Y creo que el ver a mi padre interesado en hacer cosas constantemente también influyó en que esto se convirtiera en mi gran pasión”, cuenta.

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Francisco Jaramillo, director creativo de Fango, rodeado por piezas de la colección Ibuju: los taburetes, la mesa de centro y el banco.

Juliana Gómez Quijano

Después de acabar sus estudios universitarios viajó a Barcelona para especializarse en diseño de muebles en Elisava, y, de vuelta a Colombia, lanzó Fango. Y, aunque se acaba de mudar de nuevo a la capital catalana porque le encanta la ciudad, no olvida sus raíces. La primera colección es toda una declaración de intenciones. Se llama Ibuju y está realizada en una fibra natural renovable denominada yaré, una hierba que crece alrededor de los troncos de los árboles de la Amazonia colombiana. Jaramillo ha trasladado estas fibras utilizadas por las comunidades indígenas locales para tejer artesanalmente sus piezas de estilo contemporáneo, entre las que se incluyen una generosa mesa de centro, una butaca con ruedas o un premiado banco circular.

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"Me inspira todo lo que me rodea, pero quiero mostrar más sobre Colombia, mi país natal". Fango Studio

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La serie nace de la preocupación por la tala indiscriminada y la sobreexplotación de las maderas autóctonas del pulmón verde del planeta. Además del material, las formas de los muebles también remiten a su país de origen, evocando las geometrías de los objetos primitivos de madera. Un tributo a la cultura en la que ha crecido.

 

Cadena de elementos

Su proceso de creación no siempre parte del mismo lugar. “A veces es el material, pero otras es un relato, una comunidad...”, explica. “Me inspira todo lo que me rodea, pero definitivamente quiero mostrar más sobre Colombia, mi país natal”. Se siente orgulloso de ser un portavoz de su entorno y, con él, “de toda la cadena de elementos que forman parte”.

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El sofá de la la colección Ibuju.

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En su segunda colección, Fango cambia el yaré por el fique, una planta que tiene una altura de entre dos y siete metros, con hojas largas, angostas y carnosas de las cuales se extrae la fibra. Con Jaramillo, la conservación de las materias primas y de las técnicas artesanales de Colombia están aseguradas y destinadas a ocupar su lugar en el mundo del diseño actual, sobre todo de aquel que huye de las modas y apuesta por lo auténtico.