Con nada menos que ocho obras proclamadas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco -entre ellas la celebérrima Casa de la Cascada en Pensilvania y el Museo Guggenheim de Nueva York-, Frank Lloyd Wright (1867-1959) forma parte del Olimpo de los arquitectos más influyentes del siglo XX.
Ajeno a encasillamientos en corrientes y estilos, practicó una arquitectura que conjugaba, con armonía inusitada, la materia y la forma, la naturaleza y el artificio, la exuberancia y el decoro, la elegancia y la vitalidad.
Como todo gran genio, su vida fue azarosa, salpicada por episodios extraordinarios que marcaron su trayectoria como hombre y arquitecto. Aquí hemos seleccionado cinco detalles de su biografía que te ayudarán a conocer mejor su figura.
01 Atracción natural
Su pasión por la naturaleza le viene desde que vino al mundo. Nació como Frank Lincoln Wright en la comunidad rural de Richland Center, Wisconsin. A raíz del divorcio de sus padres en 1885, cambió su segundo nombre por el de Lloyd en honor a la familia de su madre. Mientras trabajaba los veranos en la granja de su tío, adquirió su profundo respeto por la naturaleza, los materiales naturales y la forma de vida agraria.
02 Maestro sin título
Uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX en realidad nunca asistió a la escuela de arquitectura. Se formó mediante el aprendizaje con empresas de arquitectura en Chicago: primero con JL Silsbee, que se especializó en renacimiento arquitectura gótica y otros estilos victorianos; luego, durante casi seis años con Adler & Sullivan, hasta que en 1893 fundó su propio estudio.
03 Encanto oriental
Fue un enamorado de la cultura japonesa, y un prolífico difusor y coleccionista de objetos japoneses. De hecho, la venta de algunos de ellos le ayudó a salir de apuros económicos en diferentes ocaciones. En Tokio precisamente se encuentra la única obra que construyó fuera de los Estados Unidos, el Hotel Imperial.
04 Figura de cine
La película El Manantial (1949), de King Vidor, está inspirada libremente en su vida y obra. La cinta es la adaptación de una novela de la escritora rusa exiliada en los EE.UU. Ayn Rand, apasionada por la arquitectura y empapada del universo creativo de Frank Lloyd Wright. El drama del arquitecto incomprendido y rabiosamente individualista encarnado por Gary Cooper es un reflejo de la personalidad de Wright y su rechazo a ser adscrito a corrientes y escuelas arquitectónicas.
05 La escena del crimen
Una de sus aportaciones más importantes a la arquitectura contemporánea, la Casa Taliesin en Wisconsin que fue durante unos años su hogar y estudio, fue también el escenario de un horrible crimen que marcó un antes y un después en la vida y obra de Frank Lloyd Wright. El 15 de agosto de 1914, Julian Carlton, uno de los sirvientes, asesinó a hachazos a la pareja de Wright, Martha Borthwick, a sus dos hijos de ocho y doce años, y a cuatro empleados del estudio que vivían y trabajaban allí.
En trágica sintonía con su tiempo -acababa de estallar la Primera Guerra Mundial-, Wright vivió con ese suceso el fin de una edad de la inocencia y algo más: según el historiador Robert Twombly, el período prairie -sus famosas casas de la pradera- terminó oficialmente con el horror de Taliesin.