El Premio Europeo de Vivienda Colectiva celebró su primera edición a lo grande, dando visibilidad a proyectos que promueven la calidad arquitectónica, la innovación, la inclusión y la responsabilidad ambiental.
El premio ha sido otorgado a dos proyectos destacados: La Borda en Barcelona y La conversión de una bodega en vivienda en Basilea, Suiza. Estos proyectos fueron seleccionados entre 18 finalistas por su impacto positivo en las comunidades y su contribución al desarrollo urbano sostenible. Un gran reconocimiento al fomento de la innovación de la vivienda y la promoción de la vida comunitaria con un impacto social importante.
La Borda: un modelo comunitario innovador
La Borda, ganadora en la categoría de nueva construcción, es el edificio de madera más alto de España y un ejemplo de sostenibilidad y eficiencia energética. El proyecto, completado en 2018 por el equipo de Lacol y la cooperativa La Borda, se destaca por su enfoque en minimizar el impacto ambiental y reducir el riesgo de pobreza energética para sus habitantes. Con 28 viviendas y amplios espacios comunes, La Borda promueve la vida comunitaria y la participación activa de sus usuarios en todas las etapas del proceso, desde el diseño hasta los usos más cotidianos.
Qué caracteriza a La Borda: su diseño, que se centra en la sostenibilidad y la vida comunitaria. Es un edificio que cuenta con 28 viviendas de 40, 60 y 75 m², estructuradas alrededor de un patio central. Los espacios comunes incluyen una cocina-comedor, lavandería, espacio polivalente, área para invitados, espacio de salud y cuidado, almacenamiento en cada planta y zonas exteriores y semi-exteriores. El proyecto fue pensado en la participación de los futuros usuarios, permitiendo adaptar el diseño a sus necesidades específicas.
Uno de los objetivos era reducir la demanda energética, así, por ejemplo, se renunció al aparcamiento subterráneo. Además, el edificio de seis pisos está hecho de madera laminada cruzada, un material ligero, de alta calidad y renovable. No por nada se dice que la madera es el material del futuro. Además de desarrollarse estrategias bioclimáticas pasivas para un consumo de energía casi nulo. El jurado del Premio señaló que "la introducción del sistema cooperativo como un modelo alternativo de producción de vivienda combina asequibilidad y calidad de manera adecuada" Conceptos que no deberían ser contrarios ni imposibles de combinar y el increíble proyecto de La Borda lo confirma.
La conversión de una bodega en vivienda: mejor proyecto de rehabilitación
El proyecto de Esch Sintzel Architekten, completado en 2023 en Basilea, Suiza, fue premiado en la categoría de rehabilitación. Este proyecto transformó una antigua bodega de vino en una edificio con 64 apartamentos, un café-bar, espacio comercial, habitaciones de invitados, espacios colectivos, terrazas en la azotea, salas de ensayo de música y aparcamiento para bicicletas. Una proyecto que destaca por su capacidad para revitalizar un espacio urbano y adaptarlo a las necesidades contemporáneas de vivienda y comunidad.
Pensar en la vivienda colectiva en Europa
El Premio Europeo de Vivienda Colectiva, promovido por el Instituto de Arquitectura del País Vasco y el Centro de Arquitectura Arc en Rêve, en colaboración con el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transporte del Gobierno Vasco, ha celebrado y reconocido proyectos innovadores que marcan el camino hacia un futuro de vivienda colectiva más sostenible y comunitario en Europa. La Borda y La conversión de la bodega en Basilea son grandes ejemplos de cómo la arquitectura puede transformar y mejorar la vida urbana, priorizando la calidad de vida y la sostenibilidad. Pero cada uno de los 18 proyectos finalistas destacaron por su aporte a la vivienda colectiva, entre ellos, La Chalmeta de Vivas Arquitectos en Barcelona, un edificio que cuenta con 32 viviendas cooperativas -completado en 2021- y habitado por una comunidad de vecinos autoorganizada y participativa. Un proyecto que incorpora criterios de bioconstrucción, diseño saludable y eficiencia energética.
Sin duda, el Premio Europeo de Vivienda Colectiva pone sobre la mesa una conversación cada vez más urgente y necesaria y tanto los proyectos ganadores como los finalistas dan cátedra de las buenas prácticas y un futuro prometedor para las viviendas colectivas en Europa.