Como ya dijo Goethe, para el griego Aristides Dallas, la arquitectura es música congelada, que cobra vida con el movimiento humano.
Así que es bastante apropiado que uno de sus proyectos más emblemáticos haya sido documentado poéticamente por la fotógrafa y artista visual, también griega, Mariana Bisti. Lo ha hecho con un cortometraje que combina arquitectura, música y danza.
Ubicada en Tinos, Grecia, Lap Pool House es un moderno refugio de verano integrado armónicamente en el paisaje de la isla.
En él destaca la piscina estrecha y alargada que sobresale asombrosamente del edificio excavado en la ladera. Siguiendo el ejemplo de la elegancia escultórica de la piscina, de la que la casa toma el nombre, Bisti ha coreografiado a tres miembros del Equipo Nacional de Natación Sincronizada de Grecia, tanto dentro como fuera del agua, y el resultado es una narrativa audiovisual apasionante y conmovedora que rompe el límites de las documentaciones arquitectónicas típicas y replantea de manera evocadora la arquitectura de la vivienda en términos de movimiento, luz y sombra.
Comenzando con extrañas secuencias de sombras fugaces, miembros que se balancean y figuras que se desmayan, las bailarinas pronto toman el centro del escenario, tanto solas como juntas, fuera y dentro del agua. Sus cuerpos ágiles se estiran y se retuercen hipnóticamente al ritmo de la banda sonora electrónica de Nikos Tselios.
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