Un año más, Madrid se viste de arte contemporáneo en la 44.ª edición de ARCO, celebrada en IFEMA. El recinto ferial acoge a más de 200 galerías provenientes de 36 países, entre las que se destacan espacios españoles como Mira Madrid, Alarcón Criado, ATM, Elba Benítez, Elvira González y CarrerasMugica, así como el talento internacional.
Fuera de la exposición, en el barrio de Vallecas, también se encuentran grandes obras como las del artista argentino Andrés Reisinger (Buenos Aires, 1990) quien presenta Una Rueda de Ondas que se Forma con el Humo, una propuesta en la que se fusionan pasado y presente para explorar la arquitectura del recuerdo y la materialidad del tiempo. No es la primera vez del artista exponiendo sus obras en el marco de ARCO. El año pasado presentó Take Over Madrid, una instalación artística que cubrió la fachada del edificio de A&G Banca Privada, ubicado en el Paseo de la Castellana. Esta fue su primera gran intervención en el contexto de ARCO Madrid, aunque Reisinger ya tenía una presencia consolidada en la escena del arte y el diseño internacional.
La cristalización de un paseo, la pieza central de Andrés Reisinger
La obra central del proyecto de Reisinger es una escultura denominada La cristalización de un paseo. Se trata de una rama plateada, elaborada con sumo detalle, que mide 40 x 40 x 150 cm y emerge de un plinto de aluminio iluminado. Es una de las piezas más especiales del proyecto del artista argentino que ha presentado en esta nueva edición de ARCO. Concebida inicialmente en formato digital y realizada posteriormente con técnicas tradicionales, la escultura se somete a un tratamiento galvánico con níquel y plata fina (999 milésimas). Este proceso le permite capturar y reflejar la luz de manera singular, simbolizando el puente entre lo virtual y lo artesanal.
Otras piezas destacables de la exposición de Andrés reisinger
Reisinger no se limita a una única obra en esta exposición. Memorias Bordadas es otra de las piezas significativas, en la que el artista rinde homenaje a la tradición del macramé, un legado ligado a su abuela. Esta obra se compone de bordados en color rojo sobre tela recuperada, que incluyen fragmentos inspirados en escritores rioplatenses como Pizarnik, Vilariño y Hernández, entre otros.
Asimismo, destaca Lo que suena, una instalación sonora compuesta por dos radiocasetes vintage que entablan un diálogo entre épocas. Uno reproduce una selección curada de tangos y milongas originales de Héctor Varela (1950-1970), mientras el otro emite grabaciones preservadas de la radio local de Buenos Aires (1950-1980). Esta propuesta sonora se fusiona con los sonidos inherentes al taller —el persistente aroma a materiales industriales, el frío invernal y el murmullo de herramientas y maquinaria—, creando un entorno multisensorial en el que la memoria se vuelve palpable.
La muestra de Andrés Reisinger se convierte en una exploración íntima que interroga la esencia del recuerdo. Al situar sus obras en un taller industrial activo, el artista crea un puente entre la funcionalidad y la memoria, fusionando la artesanía con la reflexión y entre lo digital y lo artesanal. De este modo, el espacio se transforma en un escenario donde el tiempo se expande y los recuerdos adquieren una forma tangible a través de una reinterpretación tecnológica.
Está claro que esta exposición invita a repensar la forma en que la memoria se materializa en el arte contemporáneo, ofreciendo al espectador una experiencia inmersiva que desafía las nociones convencionales del pasado y su relación con el presente.
¿Hasta cuándo estará la exposición de andrés Reisinger?
La exposición del artista argentino se exhibirá del 2 al 7 de marzo en la calle del Corral de Cantos, número 4, en el barrio de Vallecas.