Según datos de la ONU, la temperatura en La Tierra es hoy 1,1 °C mayor que hace solo un siglo. Lo cierto es que el objetivo del Acuerdo de París de evitar que la temperatura global supere los 1,5 °C por encima de la época preindustrial –lo que los expertos consideran el punto de no retorno– empieza a ser una quimera.
Ante la inacción general de los gobiernos, ¿qué se puede hacer para paliar (o siquiera retrasar) el calentamiento y combatir el calor asfixiante que se sufre en las ciudades en verano sin recurrir al aire acondicionado?
Una de las respuestas puede estar en los jardines verticales –también llamados muros verdes–, que sirven para refrigerar el interior y el exterior de los edificios y contribuyen a una mejor calidad del aire, reducción del ruido y generación de nuevos hábitats para pájaros e insectos. Algunos de los más conocidos, como el del museo Quai Branly de París; el CaixaForum en Madrid; el edificio Once Central Park en Sídney o, incluso, los superárboles de los jardines de la bahía de Singapur, atraen por su estética, pero el papel de los jardines verticales en un desarrollo urbano sostenible va mucho más allá de su mero aspecto. Concretamente, ¿qué ventajas pueden proporcionar en las grandes urbes? ¿Por qué implementarlos en lugares donde el espacio es limitado? ¿Es una solución realmente efectiva?
Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en Arquitectura y Diseño suscríbete a nuestra newsletter.
Ciudades más bonitas y biodiversas
Los jardines verticales añaden verdor y belleza a nuestras ciudades, suavizando el aspecto duro de muchos edificios. A la pregunta de cuáles serían dos beneficios inmediatos de implementar jardines verticales a gran escala en una ciudad, el paisajista Michael Hellgren, de Vertical Garden Design, responde por email que él trabaja "desde la perspectiva de la belleza y el bienestar que puede aportar un entorno vegetal en las ciudades". Aunque también reconoce que hay beneficios medioambientales, asegura "que hay formas más eficientes de abordarlos".
Amén de mejorar la estética general de una ciudad, haciéndola más atractiva y acogedora como opina el paisajista, los jardines verticales proporcionan hábitats para aves, insectos y otros animales salvajes, ayudando a la biodiversidad, junto con ofrecer a sus habitantes la oportunidad de conectar con la naturaleza. Además, Hellgren comenta que "son relativamente fáciles de cuidar, aunque siempre hay que recortarlos al menos una vez al año y realizar otras tareas de mantenimiento".
Los jardines verticales ayudan a mejorar la calidad del aire y regulan la temperatura
La vegetación de los jardines verticales contribuye a mitigar el efecto 'isla de calor' habitual en el centro de las ciudades en verano, reduciendo al tiempo la energía que se necesita para climatizar los edificios (los jardines verticales actúan como una segunda piel del edificio y tienen un efecto aislante). Por otro lado, los jardines verticales ayudan a purificar el aire y dan lugar a ciudades más saludables. Como comprobamos durante la pandemia, interactuar con la naturaleza mejora nuestro bienestar físico y mental. Los jardines verticales ofrecen una buena oportunidad de conectar con la naturaleza; con nuestros vecinos también si ese jardín vertical requiere de cuidados, reduciendo así el estrés y mejorando nuestra calidad de vida.
Jardines verticales inspiradores
El edificio de viviendas Bosco Verticale es sin duda "un proyecto inspirador" en opinión de Hellgren. El paisajista comenta que, al no tratarse de un típico jardín vertical, en el que las plantas se colocan sobre una superficie vertical, sino de jardineras normales apiladas unas sobre otras, "permite utilizar una paleta de plantas totalmente distinta a la de un jardín vertical normal". Hellgren también menciona una instalación propia; concretamente la de Hotel Hotel, en Lisboa. "Tiene tres aplicaciones diferentes de plantas verticales: un techo de plantas colgantes, esculturas de plantas independientes y un jardín vertical normal. En total hay unas 200 variedades de plantas para un entorno muy exuberante y diverso", dice.
Por último, uno de los paisajistas más reconocidos internacionalmente es Patrick Blanc. El paisajista francés es autor de proyectos como el jardín vertical del Quai du Branly o del CaixaForum de Madrid: el primer muro verde en España, que cuenta con una superficie de más de 450 metros cuadrados y más 250 especies de plantas diferentes. Blanc, que ha firmado más de 300 jardines verticales y ha colaborado con arquitectos con Jean Nouvel, ha reconocido en alguna entrevista que para él "los jardines verticales suponen una especie de redención ahora que sabemos que nuestro impacto en la naturaleza es cada vez mayor y pueden inspirar a la gente a preocuparse por la conservación de las plantas".