Otl Aicher ocupa un lugar importante en el mundo del diseño pero su nombre no suena fuera de los círculos especializados. Para los profanos, Aicher es autor de los logos de Lufthansa, la estilización del logo de Braun o la filosofía de las cocinas bulthaup. Sus premisas de diseño coinciden con las de históricos como los maestros de la Bauhaus o Dieter Rams –casualmente ambos están vinculados a Braun– pues para Aicher “la función hace la forma”. Es decir, para él la estética es consecuencia de la excelencia funcional de los objetos. Con esa idea en la cabeza, crea junto al arquitecto, diseñador gráfico y tipográfico Max Bill y a otros intelectuales la Hochschule für Gestaltung o la Escuela de Ulm en 1946, cuya influencia en el diseño industrial es indudable. Desde allí, planteaban el diseño como un instrumento que ordena nuestro entorno.
Se le considera el precursor de la identidad corporativa, un reconocimiento que viene vinculado al desarrollo de pictogramas: esas figuras de fácil y rápida comprensión en búsqueda de un lenguaje comprensible internacionalmente. Consigue una asimilación visual sencilla gracias a la disposición matemática de los elementos en una rejilla de forma que se alcanza una mayor claridad en la comunicación gráfica. Lo pone en práctica con éxito en la renovación de la imagen de la línea de productos Braun en 1954, en la que trabaja junto a Hans Gugelot.
Uno de sus mayores hitos fue la identidad de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972 de donde se encargó de la creación de la tipografía, el mapa de colores y formas para definir carteles, folletos, tickets, etc. Gracias a su concepto de diseño, creó aplicaciones visuales flexibles y coherentes que se alejaban de una uniformidad aburrida y obvia. Aicher comparó este sistema con una gramática que, bien diseñada, permite una aplicación lúdica libre. Así consiguió la simplificación de los pictogramas que identificaban cada deporte creados para los juegos de Japón.
En los años 80, recibe otro encargo importante, esta vez por parte de bulthaup. A Aicher se le debe el lanzamiento de system b, un sistema de cocinas basado en una reevaluación del trabajo en la cocina. Basada en la ergonomía, la cocina se convierte en un espacio vital en lugar de un punto de trabajo. Fruto del estudio encargado por el fabricante de cocinas, Aicher publica su libro La cocina para cocinar y surge “una nueva filosofía de la cocina que apuesta por la honestidad en la función y los materiales y por la reducción a lo esencial. En primer plano se encuentran el placer, la cocina y la comunicación”.
A lo largo de su carrera publicó otras obras, como Sistemas de signos en la comunicación visual, junto a Martín Krampen (1977), El mundo como proyecto (1991) o Analógico y digital. No en vano, fue un intelectual que apoyó su concepto de diseño gráfico e industrial y su “filosofía del hacer”en fundamentos filosóficos con influencias de Ockham, Kant y principalmente Ludwig Wittgenstein.
Para conocer mejor su figura, se han organizado unos diálogos con motivo del 70 aniversario de la fundación bulthaup: el martes 22 en el COAM de Madrid, el jueves 24 en Arts Santa Mònica, en Barcelona y el 25 en el Col·legi d’Arquitectes de Girona COACG. Esta charlas se centran en el valor del diseño en la era de las fake-news y contarán con Anatxu Zabalbeascoa, experta en arquitectura de El País, quien será la responsable de moderar el debate en el que intervendrán Curro Claret, diseñador industrial y profesor en Elisava; Arturo Frediani, Dr. Arquitecto y director de la EAR; Pablo Juncadella, diseñador gráfico y co-fundador de Mucho, a quienes se suma en Barcelona José Ramón Menéndez, Prof. Dr. y director de la EUDI de la Universidad da Coruña.
* La asistencia al evento es gratuita pero es necesario reservar plaza previamente por aforo limitado.