Gran parte del trabajo de Sabine Pigalle (Rouen, Francia, 1963) se centra en la reinterpretación de los mitos. La historia religiosa, la mitología y los pintores primitivos flamencos son su fuente de inspiración. Pigalle produce fotografías híbridas en diferentes series, principalmente dedicadas al arte del retrato, que combinan lo contemporáneo con referencias al arte antiguo.
Desde el primer día del confinamiento por el COVID-19 decidió llevar un “diario” de la situación reciclando pinturas de viejos maestros y vinculándolas con las nuevas rutinas y hábitos creados por la pandemia. Creó un retrato todos los días y lo publicó en su cuenta de Instagram. Para ella, este diario “oscila entre el dolor y la esperanza, aporta una sonrisa en medio de este período de dudas ante el futuro”. Lo hace, además, con un estilo visual que, según Pigalle, “trabaja las nociones de memoria colectiva, patrimonio y sedimentación temporal”.
“El tono burlesco, a menudo irónico, es algo catártico, una forma de abordar la angustiante situación de ansiedad con la risa, pues esta no es más que la forma cortés de la desesperación –explica Sabine–. Es una estrategia de resistencia frente a la incertidumbre que ha creado esta prueba colectiva”. La venta en Instagram de My Corona Diary ayuda al movimiento #artistsupportpledge, la cadena de solidaridad entre artistas con el objetivo de crear un círculo virtuoso de ayuda mutua.