Los hermanos que conviven durante sus primeros años en una misma habitación pueden disponer de más espacio en el dormitorio si cuentan con una litera, una pieza de mobiliario que permite aprovechar más las estancias. Aunque el objetivo principal de las literas es adecuar la distribución al espacio de la habitación y ganar metros en los dormitorios infantiles más pequeños, también pueden convertirse en una pieza decorativa en sí misma o en un objeto de juego que fomenta la autonomía.
La disposición tradicional de las literas son dos camas de iguales dimensiones, una sobre otra, que se sujetan entre sí mediante una estructura de madera o metálica y unidas por una escalera. Las camas pueden estar también dispuestas en forma de L y, de esta manera se crea espacio extra, e incluso en tren para crear estructuras más sólidas, con espacio para almacenaje extra que suelen incluir armarios.
Este tipo de cama suele resultar muy atractiva para los niños, que generalmente la encuentran divertida y compiten por dormir en la superior; algunos modelos están diseñados como si fueran camas de juego, y tienen forma de casitas e incluso cuentan con toboganes para deslizarse, algo que convierte el momento de la hora de dormir en un rato agradable e ingenioso para los más pequeños.
La seguridad en las literas la aportan calidad de los materiales utilizados para fabricarlas, los herrajes y los dispositivos técnicos que protegen la salud de los niños. Por eso es importante elegir camas fabricadas con materiales resistentes y no tóxicos. Para evitar que los más pequeños se caigan es recomendable equipar la litera con una barandilla lateral o una barrera de seguridad.