Antes de ponerte manos a la obra: ¿habías pensado en cuestiones como la privacidad o cómo se verá desde dentro de la casa? Si no es así, deja que te contemos por qué deberías tener estas cosas (y alguna más) muy en cuenta. Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en Arquitectura y Diseño suscríbete a nuestra newsletter . Diseña tu jardín desde el sofá del salón Suena paradójico…: ¿por qué debo planificar mi jardín desde el interior de casa si lo voy a disfrutar desde fuera? Como lo más probable es que pases más tiempo sentado en el sofá del salón viendo el jardín que al revés, diséñalo justo desde ahí (el sofá), pensando en qué es lo que gustaría ver . Valora detenidamente las vistas desde cada sitio. Quizá prefieras ver un bonito y frondoso árbol en primavera y verano (que te protegerá además del exceso de sol) o puede que te gusten más las vistas despejadas. Depende de ti, pero, ya sabes, siéntate en cada lugar desde el que tengas vistas y piensa bien en cómo quieres que sea tu jardín. En un jardín no todo tiene que ver con el sol Como el libro de Junichiro Tanizaki, este pequeño párrafo es un 'elogio de la sombra'. Si eres de los que te gusta disfrutar a tope del jardín, deberías pensar mucho más en tus lugares de sombra que en los de sol. De nuevo, pasa un rato fijándote en cómo va desplazándose el astro rey por tu jardín y valora dónde te apetecerá sentarte. Ahora, decide si darás sombra con árboles o si prefieres instalar una pérgola o, sencillamente, colocar unas sombrillas. Al elegir las plantas, no te dejes llevar por la vista, sino por lo que van a necesitar Comprar las plantas es el mejor momento. Ir al vivero, verlas, enamorarse de ellas… y sacar la tarjeta. Las plantas no son baratas y no es buena idea dejarse llevar por los caprichos. Tampoco recomendamos comprar muchas distintas. El popurrí te saldrá caro porque, con el tiempo, lo más probable es que debas sustituir la mayoría de ellas. Piensa en plantas que aguanten bien las condiciones de tu jardín (sol, sombra, agua que van a necesitar). Las aromáticas son una excelente solución y atraen pájaros e insectos polinizadores potenciando la biodiversidad. El bambú, por resistente, tampoco es mala idea. Un jardín da trabajo y nunca va a estar terminado El punto anterior nos lleva, de alguna manera, al hecho de que un jardín da bastante trabajo y que, en general, nunca va a estar del todo acabado. ¿Por qué? Obviamente, al ser un espacio vivo, irá cambiando y evolucionado a medida que pasen las estaciones, pero también los años. Ahí, al fin y al cabo, ahí está su gracia, pero debes tener en cuenta esto: tu jardín nunca va a estar como el día que lo plantaste y precisamente por eso deberías pensar en cómo quieres verlo a largo plazo y en cuánto tiempo estás dispuesto a dedicarle (a no ser que pagues a alguien que lo haga por ti, aunque te estarás privando de muy buenos ratos). La zona de estar no siempre tiene por qué estar pegada a la casa Aunque es lo más habitual –ahí donde solemos hacer el porche para que llevar las cosas a la cocina sea más fácil y rápido–, no necesariamente tiene por qué ser el mejor lugar. Fíjate, y esto es muy importante, en cómo incide el sol en esa zona en la que, seguramente, vayas a pasar mucho rato. Según cómo uses tu jardín (imagínate que te gusta comer fuera o echarte la siesta, pero no cenar) quizá debas plantearte que es mejor llevarte esa zona a otro lugar. La privacidad es importante; también las vistas ¡Atención!: un jardín también debe pensarse en vertical y no solo en horizontal. Trepadoras y árboles de porte grande te protegerán de vistazos ajenos, pero también te privarán de potenciales vistas . Si vives en un chalé urbano, sí deberías incluir algunas plantas que aporten algo de privacidad. Si no quieres plantarlas, quizá puedas colocarlas en grandes maceteros. Juega con el tamaño y la altura de estos para añadir volumen al espacio.