El mosaico hidráulico es un suelo lleno de personalidad, que desde hace unos años están viviendo su particular resistir. Está formado por baldosas decorativas y resistentes. Se trata de un suelo muy utilizado, pero que precisa de un mantenimiento constante para garantizar su buen estado. “Las baldosas están compuestas de cemento a las que se añaden pigmentos que se prensa con prensa hidráulica, de ahí su nombre. Y son un material muy poroso, que lo hace más susceptible a manchas y suciedades”, explica la interiorista Olga Pajares. Sobre estos revestimientos de factura artesanal.
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Limpieza diaria
Este tipo de baldosas no necesita tratamientos de limpieza sofisticados para estar en plena forma, pero sí constancia y atención. “Es un material noble y muy bonito y hay que mantenerlo”. Si el suelo tiene manchas superficiales, han de eliminarse con agua y jabón con un pH neutro. Los expertos recomiendan usar una mopa húmeda de microfibras en lugar de una fregona, ya que será menos agresiva con este suelo y ayuda a que seque más rápido. “Ante incidentes como el derrame de un café, hay que limpiarlo inmediatamente”, apunta Pajares.
Utiliza productos no agresivos
“Es un material con mucha personalidad que habla mucho del espacio y hay que cuidarlo con cariño”, advierte Pajares sobre este tipo de revestimiento que no tolera los productos fuertes como la lejía o el amoníaco, que pueden deteriorarlo y estropear el color.
La cera como pantalla protectora
Con el paso del tiempo, el brillo y la permeabilidad de las baldosas hidráulicas se pierden, por lo que Olga Pajares recomienda someterlo a un tratamiento de sellado usando un aceite o cera abrillantador que proteja el revestimiento. Los aceites vegetales retienen la humedad e impiden que pase a la baldosa al tiempo que recuperan el brillo. Su aplicación es sencilla: solo hay que aplicarlos con un paño y dejarlos actuar unos minutos hasta que la baldosa lo absorba. Es un proceso que conviene repetir una vez al año.
Trabajo de recuperación
En viviendas con los suelos de baldosa hidráulica original, a la interiorista le gusta mantenerlos. “Tiene que haber un trabajo de recuperación”, advierte. “Primero hay que pulirlo, decaparlo y quitarle todas las capas de suciedad y arañazos que pueda tener y a partir de ahí sellar ese poro y acabar el proceso con ceras. Yo recomiendo terminar con acabado mate que es más resistente y más auténtico y elegante que el brillante”, tal como explica.
Suelos con solera
En los trabajos de rehabilitación, la interiorista Olga Pajares se ha encontrado suelos revestidos de baldosa hidráulica que quiere mantener, en el proyecto, pero en ocasiones las baldosas están desgastadas o se han estropeado y no hay suficientes como para que se extiendan por todo el suelo de la habitación. “En esos casos, relleno el resto del suelo con otro material noble como la madera, que hace de contraste. También se puede recuperar baldosas hidráulicas de otros espacios de la casa para poder completar una o restaurar lo que queda y utilizarlo como elemento con una intención, como si fuera una alfombra e incluso para marcar espacios”.