Dos fueron los retos de este proyecto de reforma de un ático de 70 metros cuadrados en Madrid: conseguir aprovechar el espacio en una forma de planta principalmente alargada y elevar el techo lo máximo posible. Las curvas fueron la solución. "El primer paso fue dibujar una curva que permitiera distribuir las habitaciones de una manera más orgánica y acceder de una a zona a otra de la vivienda con facilidad", nos cuentan desde Bardo Arquitectura, creadores del proyecto. "Fue precisamente dicha curva la que funciona como eje central del proyecto, replicándose en todos los elementos del piso y en las diferentes escalas", añaden.
Curvas que marcan soluciones
El piso, ubicado en un edificio de 1970 en la calle Huertas, cerca del Paseo del Prado, es un ático de 59 metros cuadrados y 13 de terraza, que contaba con un tejado de estructura muy caótica. "Un montón de vigas de diferentes tamaños, dispuestas en diferentes direcciones, como si la estructura hubiese ido reforzándose sin seguir un plan inicial", explican desde el estudio.
"Por este motivo nacieron las diferentes cúpulas de la casa y se generaron curvas que permitían aumentar la altura del techo para crear mayor sensación de amplitud", detallan.
La distribución de la casa fue el otro gran reto para los diseñadores. Para resolverlo y aprovechar el espacio desaprovechado que quedaba en el centro de la vivienda, se creó un volumen totalmente curvo. Este permite crear dos zonas, salón y cocina más comedor, "independientes pero a la vez unidas, y convierte el distribuidor en una zona más pequeña, aprovechando mejor el espacio", explican desde Bardo Arquitectura.
"La curva asoma a la terraza, dando a la cocina, a la zona de entrada y a la lavandería. Dentro se sitúa el baño y después da paso al salón, concebido como una estancia semi-privada. Por último, al final de la misma, y terminando el recorrido de la casa, encontramos su estancia más privada: el dormitorio".
Un diálogo entre materiales y color
La materialidad y el color son otra de las claves del éxito de este ático con alma arriesgada y mucha personalidad. "El cliente quería espacios limpios, con suelos blancos impolutos de microcemento, una estética limpia y minimalista. Sin embargo, el volumen curvo central que aloja el baño fue considerado como un elemento que debía romper con la materialidad blanca de la casa", nos cuentan los diseñadores.
Fue el cliente quien eligió el color salmón y los diseñadores los que propusieron el panelado, que incrementa la sensación de movimiento y ayuda a ocultar las puertas. El granito, las persianas de metal (también en salmón), el microcemento y la madera de abedul del armario del dormitorio, terminan de completar la exquisita materialidad del proyecto.