El piso está en un clásico edificio de piedra, en la zona de Trocadero de París, y tiene vistas espectaculares a la torre Eiffel. Es un piso de 350 metros cuadrados, con unos volúmenes generosos gracias a los elementos decorativos del siglo XVIII: molduras, artesonados, frontones de influencia china y chimeneas de mármol.

Los propietarios son una pareja de treintañeros que tiene tres niños. Dos apasionados coleccionistas de arte y mobiliario contemporáneo con muchas ganas de renovar y actualizar su nueva casa. El resultado de la reforma a cargo de Rodolphe Parente no puede gustarles más: un comedor conectado a la cocina en una única y agradable estancia; un recibidor en el que se puede hacer vida y un maravilloso dormitorio con el baño conectado y un armario... invisible.

La reforma parte de la idea de proponer intervenciones sensatas con un respeto máximo hacia el carácter patrimonial del espacio. La remodelación ha sido completa: desde las particiones de las paredes, los techos y las molduras hasta los muebles, enfocados a garantizar la armonía interior.

El enfoque del proyecto se basa en un profundo respeto por la arquitectura existente, al tiempo que enfatiza la importancia de los volúmenes y la posibilidad de obtener un espacio donde la colección de arte y de muebles contemporáneos tenga todo el reconocimiento que se merece. El resultado no es un espacio contemplativo o congelado, sino un lugar dedicado a la vida y al confort de la familia. A pesar de la singularidad del piso, se respira una atmósfera cálida que resulta de la combinación de opciones estilísticas fuertes y ambiciosas, como la elección de materiales nobles.

La armonía de los materiales se logra precisamente por este carácter noble. La asociación de los dos materiales principales, el latón (desde el baño a la cocina pasando por los estantes a medida) y el mármol, enfatiza la coherencia global. La elección de las telas y las alfombras, asimismo, también responde a criterios de calidad y confort.