Se puede ser moderna y de pueblo, y no nos referimos a Raquel Córcoles, sino a la posibilidad de reinterpretarun estilo y una forma de vida para que se adapte a las al siglo XXI. Y eso es lo que ha hecho Mireia Tarruella, responsable del estudio de interiorismo Júlia Brunet, en esta masía situada en una localidad cercana a Barcelona. Un trabajo de diseño equilibrado, que preserva la esencia del pasado, adaptándose a las necesidades y tendencias más actuales. Cada detalle de la reforma de esta casa de campo ha sido cuidadosamente diseñado, respetando su esencia histórica como masía y, al mismo tiempo, se han incorporado elementos contemporáneos en el mobiliario y los acabados.
“Los propietarios querían que su casa desprendiera un ambiente relajado y desenfadado, que se integrara en el paisaje”, explica Tarruella. Con este objetivo, se ha potenciado el uso del blanco, combinado con una paleta cromática suave, enriquecida ocasionalmente con sutiles contrastes de la gama de rojos y granates, que añaden pinceladas de vitalidad y calidez al ambiente.
El otro granprotagonista de la reforma es la luz natural. Así, el propósito de la reforma ha sido crear espacios abiertos. Para ello han sido clave la apertura de los espacios y las separaciones entre estancias creadas con paredes que no llegan al techo.
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