Los espacios antiguos tienen un encanto innegable que escapa a las palabras. Hay viviendas de siglos pasados que conservan su fortaleza y robustez, pero que piden un cambio de aires sin romper su esencia más clásica. Este era el anhelo de los propietarios de esta casa construida en 1780 en Terrassa, Cataluña. Para conseguirlo, decidieron encomendar su hogar al estudio barcelonés Adela Cabré & Son.
"Mantener la esencia y la grandeza de esta casa fue nuestro mantra durante todo el proceso de reforma" afirman desde el equipo. La interiorista Adela Cabré y su hijo, el arquitecto Albert Serrano, rediseñaron la casa respetando la solidez de los materiales nobles y las estructuras como los arcos y los techos. A partir de esta base, desplegaron la elegancia y sobriedad que caracteriza a sus trabajos anteriores.
El casco antiguo de Terrassa acoge esta vivienda reformada íntegramente con el ojo clínico y perspicaz del estudio. En palabras de la propietaria, "han conseguido un equilibrio, nada fácil, entre la personalidad de la casa, nuestros gustos y la comodidad".
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