La casa de la interiorista Nathalie Deboel está ubicada en una zona privilegiada de Bruselas, en el barrio de Uccle, cerca del centro, pero a pocos pasos de un bosque de hayas y de robles. Y este es también el carácter que quería darle, entre urbanita y bucólica.
Un lugar donde descansar del día a día de su despacho (ubicado en el idílico pueblo costero de Knokke), donde disfrutar de la vida en familia junto a su marido, sus dos hijos de 18 y 20 años y su perro, y que además tuviera el perfecto equilibrio entre función y belleza que logra en cada uno de sus proyectos y que la ha llevado a convertirse en un referente en el mundo de la decoración. El estilismo es de Susana Ocaña.
"La inspiración viene de influencias de la vida natural (materiales tranquilos, diálogo) y de la elegancia de la ciudad (nogal, mármol)", concreta Nathalie Deboel, que reconoce su adicción a la belleza desde muy joven.
Su mirada entrenada la llevó a fijarse en esta construcción de los años cincuenta de dos plantas, con detalles típicamente ingleses como los ladrillos rojos o las altas chimeneas, y una muy buena orientación: "Al estar en la esquina de dos calles tranquilas, la luz natural entra a raudales", revela.
Aun así, estaba en muy mal estado y tuvieron que reformarla por completo. Esto la impulsó a crear una distribución distinta de sus 300 metros, una organización de los espacios basada en la fluidez, sobre todo en la planta baja, donde se encuentran las zonas sociales como la cocina (con una práctica isla blanca), el salón, el comedor y la biblioteca.
O el recibidor, "un gran espacio de entrada con un banco que nos permite dejar fuera nuestra vida agitada", comenta sonriendo. En la planta de arriba se sitúan el dormitorio principal, el vestidor, las habitaciones de los hijos y los baños.
Las marcadas líneas verticales que se "leen" en la fachada se han trasladado al interior, como en los armarios de la cocina, los separadores de cristal de las habitaciones y los paneles de las paredes de los dormitorios.
"En general, busco la verticalidad en mi trabajo. En la medida de lo posible incorporo proporciones altas, esbeltas y elegantes", dice, y añade: "Mi casa es un laboratorio; desarrollo el proceso de pensamiento que hay detrás de mis proyectos".
Todas las piezas de mobiliario son especiales, desde la sensual librería del legendario creador brasileño Jorge Zalszupin hasta la mesa de centro diseñada por la propia Nathalie Deboel y que corresponde a su colección Nomad, desarrollada durante la pandemia.
Clásicos vintage y elegantes muebles a medida que generan una atmósfera minimalista y tranquila, el sueño hecho realidad de esta apasionada del diseño que defiende que "las casas deben encajar como un guante y tener sentido para las personas que las habitan".
El suelo de madera y de baldosas de piedra natural de la planta baja contrasta con la moqueta del piso superior. La luz natural se complementa con simples focos empotrados y lámparas de mesa, de pared y de techo cuidadosamente seleccionadas.
Todas las telas son 100 % naturales y de tonos suaves, con énfasis en la combinación de texturas. Aunque ellos son solo cuatro, tienen un comedor para ocho. Familia y amigos tienen las puertas abiertas.