"Nuestro principal objetivo era crear una cierta fluidez en la vivienda, donde los clientes pudieran adaptar el espacio a sus necesidades en función del momento, con un espacio limpio, único, diseñado a medida y lleno de detalles muy personalizados, pero que a la vez resultara cálido", cuenta Helena Cánovas sobre este proyecto de interiorismo. La vivienda, de nueva construcción y 300 metros cuadrados de superficie, está repartida en tres plantas unidas por una liviana escalera con peldaños suspendidos y barandilla de cristal que queda incorporada en el salón de manera casi orgánica. Partiendo de cero –el interior se empezó a diseñar cuando la vivienda todavía estaba en construcción, y el estudio modificó la distribución anteriormente planteada– utilizaron materiales nobles, como la madera de roble claro y piedra natural que conviven con texturas cálidas, como el lino, la seda o los papeles de las paredes. Han apostado por la integración de piezas únicas diseñadas a medida por el estudio, entre ellos la mesa de comedor, la isla de la cocina revestida íntegramente de piedra natural, los lavabos de los baños o las mesitas de centro de mármol veteado en to- nos blancos y negros, siguiendo con las tonalidades presentes en la planta baja